Aspectos médicos y psicosociales del adolescente con enfermedad reumática


 

Aspectos médicos y psicosociales del adolescente con enfermedad reumática

E.Enríquez Merayo.
Hospital Universitario 12 de Octubre. Madrid

 

Fecha de recepción: 24-01-2024
Fecha de publicación: 31 de marzo 2024

 

Adolescere 2024; XII (1): 68-78

 

Resumen

Los adolescentes con enfermedades reumatológicas deben tratarse de una forma holística, abordando en las consultas aspectos no solo físicos sino también psicosociales y educacionales. Es fundamental para el pediatra reumatólogo o el reumatólogo conocer las peculiaridades de esta etapa del crecimiento y atender a las necesidades propias de esta edad. Debemos tener en cuenta que estos pacientes tienen con más frecuencia problemas de salud mental que pueden condicionar su evolución clínica y su futuro a largo plazo. Hay que abordar temas fundamentales como la salud sexual y reproductiva y la adherencia terapéutica en la consulta, sin olvidar de la atención a las familias que también se ven afectadas por la enfermedad crónica.

Palabras clave: Reumatología pediátrica; Salud mental; Salud sexual; Reumatología juvenil; Psicosocial

Abstract

Adolescents with rheumatologic diseases should be treated in a holistic manner, addressing not only physical but also psychosocial and educational aspects in consultations. Understanding the peculiarities of this stage of growth and addressing the needs of this age group is essential for the pediatric rheumatologist or rheumatologist. The fact that these patients are more likely to have mental health problems should not be disregarded. These problems can affect their clinical progress and their long-term prognosis. Fundamental issues such as sexual and reproductive health and adherence to treatment need to be addressed, without forgetting to care for the families who will also be affected by the chronic disease.

Key words: Pediatric rheumatology; Mental health; Sexual health; Juvenile rheumatology; Psychosocial.

 

Introducción

El padecer una enfermedad reumatológica en la adolescencia va a condicionar una afectación personal, familiar, educacional y social

Los adolescentes con enfermedades reumatológicas suponen un grupo con características específicas por la etapa vital que están atravesando, mientras padecen una enfermedad reumatológica, activa o no, crónica y potencialmente limitante que puede condicionar tanto su ámbito personal, familiar, educacional como social. Esta etapa puede tener un impacto también en la evolución de la enfermedad por aspectos como la adherencia terapéutica.

Dentro de las enfermedades reumatológicas que afectan a la infancia/adolescencia, las que más publicaciones concentran en los estudios cualitativos son: la artritis idiopática juvenil (AIJ), el lupus eritematoso sistémico (LES) y la dermatomiositis juvenil (DMJ). Sin embargo, no hay que olvidar a los adolescentes con síndromes de amplificación dolorosa u otras enfermedades como los síndromes autoinflamatorios o, por ejemplo, otras enfermedades autoinmunes (Sd de Sjögren, esclerosis sistémica, vasculitis, morfea, otras miopatías inflamatorias…).

El impacto de la enfermedad reumatológica en un adolescente se puede dividir en aspectos médicos y psicosociales como veremos a continuación.

Aspectos médicos

Padecer una enfermedad crónica reumatológica desde la infancia y durante la adolescencia puede condicionar varios aspectos médicos: físicos (dolor, secuelas, efectos secundarios de los tratamientos), sexuales (riesgo de Infecciones de transmisión sexual, embarazo no deseado) y adherencia terapéutica, entre otros.

Aspectos físicos

Una mayor intensidad del dolor se asocia con más ansiedad y discapacidad, y peor actividad en el tiempo libre

Estos pacientes en algunos casos tienen que convivir con el dolor tanto de forma crónica como transitoria (al diagnóstico o durante los brotes). Las consecuencias del dolor no están bien estudiadas en estos adolescentes a pesar de que hay estudios que evidencian que puede tener un impacto muy negativo en diferentes ámbitos de su vida. Un estudio reciente demostró que la mitad de los adultos jóvenes con AIJ tenían alguna interferencia en su vida a causa del dolor por su enfermedad. Una mayor intensidad del dolor se relacionó con más ansiedad, más discapacidad y peor actividad en el tiempo libre(1). El dolor como factor predictivo de una mala calidad de vida relacionada con la salud en niños con AIJ ha sido ampliamente estudiado. En un estudio de PRINTO (Paediatric Rheumatology INternational Trials Organisation) se identificaron el dolor y la discapacidad como factores determinantes del bienestar psicosocial(2).

Desde la llegada de los fármacos biológicos el control de la enfermedad es mucho mejor. Existe un porcentaje de pacientes que no alcanza la remisión completa o que no puede acceder a todos los fármacos disponibles, dependiendo de factores socioeconómicos y demográficos, esto determinaría en último caso la posible presencia de secuelas que podría limitar de forma drástica el resto de su vida. Las secuelas se pueden producir tanto a nivel de aparato locomotor, con limitación de la movilidad, discrepancia de longitud, talla baja, etc. como por mal control de la afectación extraarticular como la ocular o secundarias a los tratamientos (estrías).

Los adolescentes con uveitis tienen un IMC más elevado, una menor capacidad cardiorespiratoria y son menos activos físicamente

Los pacientes con uveítis asociada a AIJ tienen peor calidad de vida y función en comparación con los que no padecían uveítis. Se ha descrito un riesgo aumentado en estos pacientes de presentar factores de riesgo cardiovascular a una edad temprana. Los niños con uveítis tienen un IMC más elevado, una menor capacidad cardiorrespiratoria y son menos activos físicamente en comparación con sus compañeros sanos(3). Esto tiene unas implicaciones físicas claras, pero también psicológicas.

La era de los biológicos ha revolucionado el manejo de las enfermedades inflamatorias, no obstante, se continúan empleando fármacos asociados a mucha comorbilidad como los esteroides, principalmente en situaciones que comprometen la vida de los pacientes, como por ejemplo, la afectación grave en las vasculitis o la nefritis lúpica. Existe una tendencia a minimizar el uso de este fármaco utilizando otros fármacos desde el inicio y disminuyendo la dosis acumulada, pautando esteroides en forma de bolos intravenosos que permite un mejor control de la enfermedad inicialmente y disminuir el tiempo de tratamiento. Los efectos de los esteroides son ampliamente conocidos, en pacientes en edad de crecimiento aun lo son más ya que pueden condicionar una talla baja, osteoporosis, estrías además de un sd de Cushing con su característica cara de luna llena y la distribución de la grasa tanto en el abdomen como en la región superior de la espalda. Pueden producir cambios anímicos, nerviosismo e insomnio, falta de concentración y en el caso de los adolescentes estos cambios físicos y psicológicos pueden derivar en una mala adherencia terapéutica e incluso en un abandono de la medicación que puede tener unas consecuencias irreversibles en el pronóstico(4).

El tratamiento con metotrexato es el tratamiento de elección inicial en la AIJ y en otras muchas enfermedades reumatológicas de inicio en edad pediátrica. Un porcentaje elevado de pacientes presenta efectos adversos, fundamentalmente digestivos, que pueden llevar a suspender la medicación(5).

Salud sexual, embarazo y anticoncepción

A medida que el niño avanza en la adolescencia y madura hasta convertirse en un adulto joven, se enfrenta a nuevos retos en relación con su enfermedad reumática y las posibles implicaciones en su vida diaria y en su salud reproductiva y sexual. La salud sexual y la satisfacción con la propia vida sexual contribuyen en gran medida a la calidad de vida en general, por lo que debería ser una parte rutinaria de la evaluación de los pacientes(6).

Es fundamental promover la salud sexual en pacientes adolescentes mediante información clara y accesible

Es un tema que hay que abordar en las consultas médicas y probablemente el lugar indicado sea la consulta de transición pediátrica.

En una encuesta reciente realizada en Francia a pacientes con AIJ, la mitad de los pacientes creía que su enfermedad reumatológica afectaba a sus relaciones sentimentales; los resultados eran menos claros en el caso de su actividad sexual. La mayoría identificaron varios factores que limitaban sus relaciones como la vergüenza corporal, la baja autoestima, la fatiga, el dolor y que los pacientes con AIJ se sentían más maduros que sus compañeros. Tanto los pacientes como sus padres creían que sus médicos debían ser más proactivos abordando este tema(7).

Para los pacientes (sobre todo las pacientes) adolescentes con enfermedades reumatológicas y sus padres toda la esfera de la sexualidad supone un motivo de preocupación. En un estudio reciente publicaron que todos los participantes, independientemente de su diagnóstico, medicación, actividad sexual actual o intención de tener hijos, expresaron su preocupación por el efecto de su enfermedad reumática y la medicación sobre los riesgos para la madre y el niño durante y después del embarazo, y la obtención de métodos anticonceptivos seguros y eficaces. En general, reclamaban más información acerca de la salud reproductiva en las consultas de reumatología(8).

Los pocos datos que existen en población con enfermedades de inicio en la infancia indican que una gran proporción de pacientes con AIJ expresaron disfunción sexual relacionada con la enfermedad. La afectación de la cadera es la que más limita las relaciones sexuales, así como la temporomandibular. En el caso del sd de Sjögren (primario o secundario a otras enfermedades reumatológicas), la sequedad oral y vaginal pueden asociar disfunción sexual y dolor. Los medicamentos que provocan hirsutismo, caída del cabello, acné o aumento de peso, afectan a la autoestima y es conocido que los corticosteroides disminuyen la líbido(6).

Infecciones de transmisión sexual (ITS)

Los adolescentes con enfermedades reumatológicas deben conocer las infecciones de transmisión sexual y los riesgos que conllevan

Dentro de la salud sexual es fundamental hablar de las ITS, sobre todo en los grupos de pacientes que reciben medicación inmunosupresora y, como veremos, en pacientes con determinadas enfermedades reumáticas como el LES. Importantes secuelas en la fertilidad, el embarazo y estigma social, además patologías como la enfermedad inflamatoria pélvica pueden ser una consecuencia de una ITS y es un tema que hay explicar detenidamente a estos pacientes(6).

Dentro de las ITS, las más prevalentes (aunque varía según el país) incluyen Treponema pallidum (sífilis), Neisseria gonorrhoeae, Chlamydia trachomatis, Trichomonas vaginalis, hepatitis B, virus herpes simple (VHS), virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) y virus del papiloma humano (VPH). En algunos países como Estados Unidos, donde las tasas de embarazo adolescente han disminuido en los últimos años debido a la mayor disponibilidad de anticonceptivos, las tasas de ITS han aumentado paradójicamente(6).

La gonorrea, clamidia y tricomoniasis son ITS que ocurren con más frecuencia en jóvenes. Es más frecuente en mujeres y suele cursar de forma sintomática. Las tres enfermedades se asocian a enfermedad inflamatoria pélvica y son una causa importante de infertilidad tanto en mujeres como en hombres.

La evaluación de estas ITS es importante desde el punto de vista diagnóstico, tanto la artritis gonocócica como la relacionada con la clamidia se asocian a HLA-B27. La artritis reactiva adquirida por vía sexual suele ser autolimitada, aunque un pequeño porcentaje de pacientes pueden recurrir o cronificarse.

El virus herpes simple puede activarse en pacientes con enfermedad activa (LES) o tratamiento inmunosupresor(6).

El Virus de Papiloma Humano (VPH) infecta a 14 millones de personas al año. Por edad, el 33 % de las mujeres de 14 a 19 años y el 54 % de las de 20 a 24 años están infectadas por una cepa del VPH(6). La incidencia de infecciones persistentes por VPH, asociadas al riesgo de desarrollar neoplasia cervical, es mayor en pacientes con LES y otras enfermedades autoinmunes que en mujeres sanas(9). Es típicamente asintomático, sigue un curso indolente y es el agente causal de más del 90 % de los cánceres cervicales. La vacunación contra el VPH es eficaz y se recomienda en todos los niños y niñas de 11 a 12 años, en el caso de los inmunodeprimidos, se recomiendan en vez de dos, tres dosis. La vacunación contra el VPH es segura e inmunógena en pacientes pediátricos con AIJ y LES(6), aunque los fármacos pueden influir en esta eficacia de las vacunas, como el micofenolato de mofetil y las dosis bajas de esteroides(10). Las pacientes con enfermedades reumatológicas son más susceptibles por la propia enfermedad, por la baja tasa de vacunadas/os y por la iatrogenia de los tratamientos.

Embarazo

El embarazo adolescente ha disminuido en la última década; sin embargo, existen disparidades raciales y étnicas, con mayor tasa de natalidad y de abortos entre las adolescentes negras e hispanas, especialmente entre las que padecen enfermedades reumáticas sistémicas más graves.

Los embarazos que se producen cuando las pacientes aún están bajo el cuidado de un reumatólogo pediátrico suelen desencadenar un traspaso brusco y descoordinado a la unidad de adultos. Además, la interrupción de los tratamientos puede acarrear brotes de la enfermedad. Es un tema que preocupa a las pacientes en las consultas, fundamentalmente por la posibilidad de transmitir la enfermedad a sus hijos, miedo a la capacidad de cuidar a un hijo o de los efectos de los tratamientos en los bebes(6).

Los embarazos no planificados pueden tener un impacto tanto en el ámbito social, educacional, económico y profesional como en la salud porque puede implicar la suspensión del tratamiento y el empeoramiento de la propia enfermedad

Existen pocos estudios que evalúan específicamente los resultados del embarazo en pacientes con LES juvenil (LESj), por lo que no está claro si el LESj supone un riesgo adicional para el embarazo, además de los factores de riesgo bien establecidos de nefritis lúpica, hipertensión, anticuerpos antifosfolípidos, enfermedad activa en el momento de la concepción y un embarazo no planificado en pacientes con LES(6). Los embarazos en estas pacientes tienen más probabilidades de complicaciones como la preeclampsia, parto prematuro, retraso del crecimiento intrauterino, bajo peso al nacer, muerte fetal y cesárea. La mortalidad materna e infantil también aumenta significativamente en comparación a la población general.

Existen algunos estudios sobre los resultados del embarazo en la AIJ. Se ha sugerido que las pacientes con AIJ tienen más probabilidades de sufrir abortos espontáneos, preeclampsia, parto por cesárea, parto prematuro, hemorragia posparto, bebés con bajo peso al nacer, aumento de los ingresos en unidades de cuidados intensivos neonatales y aumento de la mortalidad neonatal. Por razones poco claras, se ha observado un aumento de las comorbilidades cardiovasculares, incluida la hipertensión, en pacientes embarazadas con AIJ. Estos resultados provienen de estudios poco potentes por lo que no es posible generalizar(6).

Se han identificado varios factores que podrían asociarse a complicaciones del embarazo como parto prematuro, como los corticosteroides y la enfermedad activa antes de la concepción y durante el embarazo, por ello siempre hay que insistir en la importancia de realizar una buena planificación para evitar estas situaciones en la medida de lo posible. Cada vez tenemos más datos de seguridad de los fármacos biológicos durante los embarazos y esto ha permitido un mejor control de la enfermedad y, por lo tanto, disminuir los efectos adversos asociados a la actividad y a otros fármacos.

El cribado de Ac anti-Ro y anti-La debe realizarse en todos los embarazos con enfermedades reumáticas, ya que pueden atravesar la barrera placentaria y originar un lupus neonatal

Aparte de los riesgos inherentes al propio embarazo o a los medicamentos, hay temas específicos de las enfermedades que merecen ser mencionados como la positividad para anticuerpos antifosfolípidos (AAF) y anti-Ro y anti-La. El cribado de anticuerpos anti-Ro y anti-La debe realizarse en todos los embarazos con enfermedades reumáticas ya que estos anticuerpos atraviesan la barrera placentaria y pueden dar lugar a lupus neonatal (LN) con afectación potencialmente grave en el neonato (dermatológica, hepática, hematopoyética y bloqueo cardiaco). Deben realizarse ecografías adicionales (16-26 semana si no hay antecedentes de LN, semanal de la semana 16 a la 26 si tiene antecedentes de LN) para detectar los bloqueos cardiacos de forma precoz, así como pautar hidroxicloroquina en caso de positividad para anticuerpos anti-Ro y anti-La ya que ha demostrado que disminuye el riesgo de bloqueo cardiaco congénito. Es bien conocida la morbilidad obstétrica en pacientes con sd Antifosfolípido y en las pacientes con AAF positivos.
Es importante solicitarlos en todas las pacientes con enfermedades autoinmunes sistémicas independientemente de la edad para poder pautar tratamiento en función de las recomendaciones para AAF (aspirina a dosis bajas, hidroxicloroquina o heparina de bajo peso molecular dependiendo de la afectación)(11).

Tenemos datos posparto pediátricos en AIJ, en la que las reagudizaciones posparto se producen en más del 75 % de los embarazos con las implicaciones en el cuidado tanto de la madre como del bebé y de aspectos como la lactancia materna que puede verse afectada por los tratamientos administrados para la actividad. Es conocido que en el LES puede aumentar la actividad después del parto, pero no hay estudios específicos en LESj.

Aunque en pacientes adolescentes no es habitual, es importante saber que las técnicas de reproducción asistida (TRA), no parecen perjudiciales para los pacientes con enfermedades autoinmunes preexistentes, aunque está indicado tomar precauciones en las pacientes con AAF o SAF establecido, así como en pacientes con LES(6). En adultas jóvenes cabe la posibilidad que se quieran someter a un proceso de donación de óvulos y, en ese caso también tendrían que ajustarse a las recomendaciones establecidas.

Los fármacos teratogénicos actualmente reconocidos y utilizados en reumatología incluyen la ciclofosfamida, la leflunomida, el metotrexato y el micofenolato de mofetil. En caso de embarazo no planificado, un escenario más probable en los adolescentes, es habitual recomendar la interrupción del embarazo por motivos teratogénicos, a pesar de que el riesgo de malformaciones congénitas es del 25 % o menos para estos medicamentos.

Los fármacos teratogénicos reconocidos y utilizados en reumatología son: ciclofosfamida, leflunomida, metotrexato y micofenolato de mofetil

El metotrexato conlleva un riesgo del 10 % de malformaciones congénitas, pero una tasa de abortos espontáneos cercana al 50 %. No se ha demostrado un efecto negativo sobre la fertilidad. Los estudios no muestran efectos a largo plazo sobre la espermatogénesis y no es necesario interrumpir el metotrexato en los hombres para concebir. Las directrices del ACR recomiendan que las mujeres suspendan el metotrexato entre 1 y 3 meses antes de la concepción(10,11).

El micofenolato de mofetil no ha demostrado un efecto sobre fertilidad masculina o femenina cuando se utiliza en el tratamiento de enfermedades reumáticas o trasplantes de órganos. Sin embargo, sabemos que el micofenolato provoca malformaciones congénitas y contribuye al aborto espontáneo. Según datos sobre trasplantes de órganos sólidos, el 45 % de las pacientes embarazadas que tomaban micofenolato experimentaron un aborto espontáneo y el 22 % de los nacidos vivos tuvieron malformaciones congénitas. La recomendación de suspender el micofenolato 3 meses antes de intentar concebir permite la transición a medicamentos compatibles con el embarazo y el control de la actividad de la enfermedad.

La leflunomida sigue estando clasificada como medicamento teratogénico. Las recomendaciones existentes incluyen suspender la medicación antes de concebir y, realizar un lavado con colestiramina o carbón vegetal(10,11).

Existen otros medicamentos utilizados habitualmente en pacientes con enfermedades reumáticas que son teratogénicos como los inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (IECA), los antagonistas de los receptores de la angiotensina II (ARA), anticoagulantes, la leflunomida y la talidomida.

Fertilidad

Afortunadamente, de la creciente lista de medicamentos utilizados para tratar enfermedades reumáticas pediátricas, muy pocos tienen implicaciones sobre la fertilidad o el embarazo.

La ciclofosfamida es un agente alquilante que induce la apoptosis celular. La infertilidad depende de la dosis en ambos sexos, pero también de la edad en las mujeres. El 30 % de los pacientes con LESj que recibieron dosis acumuladas elevadas de ciclofosfamida tienen una reserva ovárica disminuida, no recuperable.

En el caso de los hombres, se ha establecido un límite de dosis acumulativa inferior a 7,5 g/m2 en oncología, basándose en los resultados obtenidos en los ensayos clínicos que muestran una recuperación del recuento de espermatozoides dentro de ese intervalo.

Es importante plantear la preservación de óvulos o de esperma en estos pacientes con enfermedad reumática antes de iniciar el tratamiento

Debido a su efecto sobre la espermatogénesis, las recomendaciones sugieren que quienes deseen tener un hijo, deben transcurrir 3 meses desde la última dosis de ciclofosfamida hasta la concepción.

Es importante plantear la preservación de óvulos o de esperma en estos pacientes antes de iniciar el tratamiento. En el caso de los hombres es un procedimiento fácil y accesible. En las mujeres que necesitan ciclofosfamida por una enfermedad grave activa, el proceso de preservación es más complicado porque implica más tiempo y tratamientos hormonales; hay veces que no es posible realizarlo antes del tratamiento.

El uso de sulfasalazina, puede causar azoospermia reversible, no se han detectado problemas teratogénicos ni de fertilidad femenina.

Los corticosteroides pueden afectan a la fertilidad de varias maneras. Las dosis superiores a 7,5 mg/día de prednisona se han asociado a un mayor tiempo para lograr embarazo. Estudios recientes no sugieren un aumento del riesgo de malformaciones congénitas, como labio leporino o paladar hendido, como se había señalado anteriormente. El uso de corticosteroides en el embarazo puede aumentar la incidencia de diabetes gestacional e hipertensión. Se considera que las dosis inferiores a 7,5 son seguras y no suponen un problema para el curso del embarazo.

Los antiinflamatorios no esteroideos (AINE) pueden tener un efecto negativo en la fertilidad, ya que pueden reducir la ovulación y la espermiogénesis, ambos reversibles(11).

Anticoncepción

La información sobre anticoncepción debe ser proporcionada en la consulta y debe elegirse en función de la enfermedad de base y de las preferencias de la paciente

El impacto de un embarazo en una adolescente con una enfermedad reumatológica pude ser muy alto, además puede afectar de forma trascendental al resto de su vida por lo que es imprescindible abordar el tema de la anticoncepción. La razón más importante desde el punto de vista médico, para una anticoncepción eficaz en mujeres con enfermedades reumatológicas (ER) es evitar los riesgos de un embarazo no planificado, que incluyen el empeoramiento de la actividad de la enfermedad, resultados adversos del embarazo (pérdida del embarazo, prematuridad grave y retraso del crecimiento) y teratogénesis(11).

Los métodos anticonceptivos recomendados en adolescentes con enfermedades reumáticas dependen de la patología de base; lo que marca la diferencia es la presencia o no de AAF.
En principio se recomiendan métodos de barrera de forma universal para evitar las ITS, añadiendo anticonceptivos hormonales en diferentes presentaciones (orales, anillo vaginal, parches, dispositivos intradérmicos, dispositivos intrauterinos)(8). En las recomendaciones ACR(11) los dividen en función de la efectividad en:

  • Muy eficaces
  • DIU de cobre, seguro en todas las mujeres con ER.
  • DIU de progestágeno, seguro en todas las mujeres con ER.
  • Implante de progestágeno, probablemente seguro, hay pocos datos.
  • Eficaces
  • Progestágeno solo (oral diario a la misma hora), seguro en todas las mujeres con ER.
  • Acetato de medroxiprogesterona depot (inyección cada 12 semanas), seguro en la mayoría de ER excepto AAF +, alto riesgo de osteoporosis.
  • Píldora combinada de estrógenos y progestágenos (oral diaria), seguro en la mayoría de ER, excepto AAF+ y LES activo.
  • Parche transdérmico (semanal), seguro en la mayoría de ER excepto AAF +, LES.
  • Anillo vaginal (mensual), seguro en la mayoría de pacientes con ER, excepto en AAF + LES muy activo.
  • Menos eficaces
  • Diafragma, seguro en todas las pacientes con ER.
  • Preservativo, seguro en todas las pacientes con ER.
  • Espermicida, en combinación con preservativo o diafragma.
  • Métodos basados en el conocimiento del ciclo menstrual, son seguros en pacientes con ER, pero poco eficaces.

Anticoncepción de emergencia

La píldora del día después es un preparado hormonal de alta dosis que puede evitar un embarazo no deseado en caso de emergencia, por ejemplo, tras una relación sexual sin protección. Se vende sin receta médica. Funciona mejor si se toma entre 12 y 24 horas después del coito sin protección. Puede evitar un embarazo no deseado en 9 de cada 10 casos. Actualmente existen dos principios activos (levonorgestrel o acetato de ulipristal). Los efectos indeseables son principalmente dolores de cabeza, dolor abdominal y náuseas. En casos aislados, se han notificado trombosis tras el uso de levonorgestrel, aunque se podrían utilizar según las recomendaciones ACR(11) ya que el riesgo de tomar levonorgestrel es menor que el de un embarazo no planificado.

ASPECTOS PSICOSOCIALES

El dolor y la discapacidad pueden determinar el bienestar psicosocial en pacientes con enfermedades reumatológicas

Los niños y adolescentes con enfermedades reumáticas y sus familias se enfrentan a multitud de retos psicosociales. Algunos de ellos están directamente relacionados con la enfermedad y otros con el tratamiento. No existen demasiados estudios que hayan investigado las necesidades psicosociales de los pacientes y sus familias(12).

Dentro del impacto emocional habría que destacar la ansiedad y la depresión, la adaptación a una enfermedad crónica, así como el impacto en las relaciones familiares y sociales, incluyendo la integración social y las limitaciones que puede acarrear una enfermedad crónica. Asimismo, hay que incidir en los aspectos de educación y autonomía.

Imagen corporal

La imagen corporal es una consideración importante en pacientes adolescentes, ya que los signos físicos (por ejemplo, retraso en el crecimiento y la pubertad, contracturas articulares, cojera, articulaciones dolorosas, estrías, asimetría mandibular…) pueden afectar al bienestar y a la participación en actividades sociales. Los efectos secundarios de la medicación, en particular el aumento de peso asociado a los corticosteroides, pueden condicionar el cumplimiento del tratamiento(13).

Salud mental

Los problemas de salud mental afectan a entre el 10 % y el 20 % de todos los jóvenes, y los que padecen una enfermedad reumatológica crónica corren un riesgo mayor(14). La mayor parte de la literatura que examina los problemas de salud mental en los pacientes con enfermedades reumatológicas crónicas se centra en los jóvenes con AIJ y LESj.

La ansiedad y la depresión son más frecuentes entre los jóvenes con enfermedades crónicas.
En el caso de las enfermedades reumáticas, esto puede ser multifactorial, con una contribución de la propia enfermedad, por ejemplo, la afectación del sistema nervioso central en el LESj, junto con factores psicosociales y baja autoestima(13).

Los adolescentes con enfermedades reumatológicas tienen mayor prevalencia de ansiedad y depresión en comparación con sus compañeros sanos

Cada vez hay más estudios que indican que vivir con una enfermedad crónica, puede afectar negativamente al funcionamiento psicosocial y a la salud conductual, sobre todo en los jóvenes.

La AIJ parece tener un efecto negativo en su esfera psicosocial, con mayores síntomas depresivos y de ansiedad, más problemas de interiorización y exteriorización, y peor calidad de vida relacionada con la salud que sus compañeros sanos(15,16).

Es importante destacar que la depresión y la ansiedad elevadas en niños con artritis juvenil se asocian a peor control de la enfermedad, incluido un peor estado físico, más articulaciones
dolorosas/inflamadas, peor discapacidad y peor dolor(15). Además, el dolor crónico tiene una asociación compleja con los síntomas de salud mental y puede contribuir a la ansiedad y la depresión, o ser una de sus consecuencias(13).

Está descrito que no solo en pacientes con AIJ, sino en otras enfermedades crónicas como asma, diabetes tipo 1 (DM), epilepsia, enfermedad inflamatoria intestinal, AIJ, cardiopatía congénita y anemia falciforme podría haber mayor prevalencia de ansiedad (20-50 % más que en sanos). Hay incluso un estudio que publica que el malestar psicológico podría ser incluso mayor en adolescentes con enfermedades reumatológicas en comparación con otras enfermedades crónicas (72 % vs 42 %)(17).

En un estudio reciente compararon a los niños con AIJ y con DM y encontraron que los niños con artritis tuvieron más dolor físico, ansiedad, depresión, TDAH y problemas de conducta en comparación con los niños diabéticos. Los niños con artritis tenían más probabilidades de faltar a la escuela y participaban menos en actividades organizadas que los niños con diabetes y sus padres tenían peor salud mental que los padres de niños con diabetes(15) y sugieren que en parte, podría deberse al buen funcionamiento de la unidades de diabetes y del abordaje que se realiza en estos pacientes de toda la esfera emocional.

Además de la depresión y la ansiedad, varios estudios señalan un aumento de las tasas de trastornos de adaptación, ansiedad social, quejas somáticas y problemas de conducta(16).

El grupo de trabajo sobre salud mental de la Alianza para la Investigación en Artritis y Reumatología Pediátricas (CARRA, por sus siglas en inglés), para promover esfuerzos de investigación clínicamente relevantes, importantes y viables que puedan cambiar la práctica clínica y mejorar la atención a los jóvenes con enfermedades reumatológicas, identificó 5 ámbitos principales de investigación que necesitan más estudio: la carga de la salud mental y su relación con las enfermedades reumatológicas, el impacto de los trastornos de salud mental en los resultados, la concienciación y la educación en salud mental, el examen de salud mental, y el tratamiento de salud mental. Es interesante para futuras investigaciones, pero también como objetivos a tener en cuenta en nuestra consulta.

Impacto social y familiar

El impacto social puede ser importante debido a las dificultades de la enfermedad, el absentismo escolar y la imagen corporal

En general el impacto social en los adolescentes con enfermedades reumatológicas puede ser importante como consecuencia de las dificultades que la enfermedad conlleva como realizar ejercicio cuando tiene dolor o brotes, el absentismo escolar y como factor determinante, la imagen corporal como hemos visto anteriormente(13).

Los síntomas depresivos en niños con AIJ también se asociaron con un aumento de la ansiedad y malas relaciones con los compañeros. Esto también puede afectar al ámbito sexual, empeorando, por ejemplo, el miedo a no encajar y la baja autoestima.

El impacto de la enfermedad crónica en la salud mental se extiende más allá del niño enfermo.
En los niños con DMJ, los padres y otros miembros de la familia refrendaron malestar emocional. También se ha observado un deterioro del bienestar mental en los cuidadores de niños con AIJ sistémica.

En estudios cualitativos que examinan a padres de adolescentes con AIJ, estos describen la presencia de confusión emocional, culpabilidad, preocupaciones, ira, impotencia y frustración relacionadas con la enfermedad y el proceso de cuidar a un hijo con AIJ. Estas emociones a menudo estaban relacionadas con no entender la AIJ, la dificultad para controlar la enfermedad y sentir pena por el malestar de su hijo. Incluso se observó que los hermanos de pacientes con AIJ tienen dificultades para comprender la enfermedad, para ver a su hermano con dolor y presentan frustración o enfado por tener menos atención de sus padres o menos tiempo en familia(17). Se han descrito diferentes áreas de impacto posibles en los cuidadores de pacientes con AIJ como el económico, los roles familiares, impacto del diagnóstico, salud mental, relaciones de pareja, en el trabajo, religión y conocimiento de la enfermedad. Los padres de jóvenes con AIJ experimentan una incertidumbre difícil de manejar y la angustia de los padres puede provocar un aumento de los síntomas de salud mental en los niños, que como sabemos, tiene implicaciones no sólo para la salud mental sino también para los resultados relacionados con la enfermedad y su bienestar general.

Adherencia

La adherencia terapéutica en adolescentes con enfermedades reumatológicas es menos de la deseada

La falta de adherencia representa un factor modificable que podría repercutir significativamente en los resultados, la morbilidad, la mortalidad, los costes, la toma de decisiones sanitarias y la calidad de vida de los pacientes. Aunque las tasas de adherencia varían entre las diferentes poblaciones pediátricas, en general, la adherencia media es del 50 %. La mayoría de los estudios de adherencia en la AIJ se centran en la adherencia declarada por los padres o por ellos mismos, y tiende a estar sobreestimada. Un estudio que evaluó la adherencia a antiinflamatorios no esteroideos en pacientes recién diagnosticados de AIJ era del 52 % de los pacientes. Las terapias más específicas, como los biológicos y los fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad (FAME), presentan tasas de adherencia inferiores a las óptimas, con una media de adherencia a la medicación del 52 %. La tasa media de reposición de la medicación del metotrexato subcutáneo 46,9 % y del 65,7 % para los antiTNFa(18).

Se han identificado factores que predicen la falta de adherencia a la medicación en la AIJ como el tiempo de tratamiento, el miedo a los efectos adversos, la cronicidad de la enfermedad y los regímenes complejos y costosos. Entre los factores asociados a una mayor adherencia percibida se incluyen la percepción de utilidad del tratamiento, menor gravedad de la enfermedad y menor edad del niño(18).

La adherencia al tratamiento puede ser difícil de mantener cuando un adolescente se encuentra bien, es incapaz de anticipar las consecuencias y percibe el tratamiento como una carga innecesaria.

En algunos casos, cuando los signos de la enfermedad son menos evidentes (por ejemplo, nefritis lúpica), la morbilidad asociada al incumplimiento puede ser elevada. La falta de adherencia se puede traducir en brotes de la enfermedad, que requieren una intensificación del tratamiento con sus efectos secundarios asociados (por ejemplo, esteroides) perder tiempo de estudio, trabajo y actividades lúdicas(13).

Se ha descrito que las pacientes con LESj y depresión concomitante tienen menor adherencia a la medicación.

Existes diferentes estrategias para mejorar la adherencia, como la educación, involucrar a los pacientes, la adaptación del tratamiento, realizar una buena transición a la unidad de adultos, apoyo psicosocial para identificar las posibles barreras que puedan entorpecer la adherencia, el apoyo en la tecnología, por ejemplo, como recordatorio, etc.

La atención integral que aborda los aspectos médicos y psicosociales puede mejorar significativamente la adherencia terapéutica

La atención integral que aborda no solo los aspectos médicos sino también los psicosociales puede mejorar significativamente la adherencia terapéutica en adolescentes con enfermedades reumatológicas. Es esencial personalizar el enfoque para satisfacer las necesidades específicas de cada paciente.

Conclusiones

El abordaje de un paciente adolescente con una enfermedad reumatológica crónica debe realizarse tanto desde el punto de vista médico atendiendo a la enfermedad reumatológica y a sus comorbilidades, como a la esfera psicosocial de estos pacientes en desarrollo, en los que es absolutamente vital minimizar el impacto personal, social, familiar y educacional de su enfermedad para que tengan una vida tanto durante la adolescencia como en edad adulta lo menos estigmatizada posible. Es necesario atender y conocer todos los aspectos que mencionamos en este artículo, haciendo especial hincapié en los temas menos abordados y más demandados tanto por los pacientes como por los padres como son la salud sexual y la salud mental. Asimismo, no tenemos que perder de vista la adherencia terapéutica, encontrando herramientas objetivas que nos permitan medirla de forma fiable, ya que la falta de cumplimiento terapéutico puede tener unas implicaciones muy graves en el curso de la enfermedad.

Es necesario realizar estudios de calidad en estos pacientes acerca del impacto de todos los factores mencionados en las diferentes áreas de su vida. Pocos estudios abordan las posibles funciones para mejorar la atención de la salud mental a través de las mejores prácticas de detección, la integración de los servicios de salud mental para aumentar la prestación de un tratamiento eficaz, y las oportunidades de educación y formación para los reumatólogos.

 

Bibliografía

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No existen conflictos de interés en la realización de este artículo.

 

 


Vacunación en situaciones especiales


 

Vacunación en situaciones especiales

M. Garcés-Sánchez, Á. Valls Arévalo.
Pediatría. Centro de Salud Nazaret. Valencia

 

Fecha de recepción: 31-03-2024
Fecha de publicación: 31-03-2024

 

Adolescere 2024; XII (1): 97-102

 

Resumen

Esta ponencia aborda la importancia de la inmunización en niños y adolescentes con patologías que los hacen más susceptibles a infecciones graves debido a su estado de inmunosupresión, como cáncer, trasplantes de órganos sólidos y trasplantes de progenitores hematopoyéticos, entre otros. Se destaca que estos pacientes requieren un enfoque especial en la vacunación, adaptando los esquemas a su situación clínica y considerando la respuesta inmune subóptima durante la inmunosupresión. Se resaltan recomendaciones específicas para la vacunación de convivientes y cuidadores de pacientes inmunodeprimidos, como la importancia de mantener actualizado el calendario de vacunaciones para prevenir la transmisión de enfermedades.
El texto detalla los diferentes tipos de inmunosupresión y proporciona recomendaciones sobre la vacunación contra diversas enfermedades infecciosas, incluyendo difteria, tétanos, tosferina, gripe, Haemophilus influenzae tipo B, hepatitis A y B, meningococos, neumococo, poliomielitis, rotavirus, sarampión, rubeola, parotiditis, varicela y virus del papiloma humano (VPH). Se destacan pautas específicas de vacunación para cada enfermedad, considerando la situación de inmunosupresión del paciente y la necesidad de dosis de refuerzo en algunos casos.

Palabras clave: Inmunodeficiencia; Vacunación; Infecciones.

Abstract

This document addresses the importance of immunization in children and adolescents with pathologies that make them more susceptible to serious infections due to their immunosuppressed state, such as cancer, solid organ transplants and hematopoietic progenitor transplants, among others. A special emphasis is placed on the fact that these patients require a special approach to vaccination, adapting the immunization schedules to their clinical situation and considering the suboptimal immune response during immunosuppression. Specific recommendations for the vaccination of cohabitants and caregivers of immunosuppressed patients are highlighted, as well as the importance of keeping the vaccination schedule updated to prevent the transmission of diseases. The article details the different types of immunosuppression and provides recommendations on vaccination against various infectious diseases, including diphtheria, tetanus, pertussis, influenza, Haemophilus influenzae type B, hepatitis A and B, meningococcus, pneumococcus, poliomyelitis, rotavirus, measles, rubella, mumps, varicella, and human papillomavirus (HPV). Specific vaccination guidelines for each disease are highlighted, considering the immunosuppression status of the patient and the need for booster doses in certain cases.

Key words: Immunodeficiency; Vaccination; Infections.

Introducción

Los niños y adolescentes que presentan algunas patologías, como los pacientes con cáncer, trasplantes de órganos sólidos (TOS), trasplantes de progenitores hematopoyéticos (TPH) y otras situaciones de inmunosupresión, tienen un mayor riesgo de padecer infecciones graves y
frecuentes en comparación con la población general. Se ha estimado que los niños que superan el cáncer tienen 4 veces más probabilidades de morir por una infección que la población en general, cifra que se duplica en pacientes que han recibido radioterapia. La correcta inmunización de estos pacientes es fundamental, incluso si a veces no es posible llevarla a cabo durante los momentos de mayor riesgo.

Los niños que superan el cáncer tienen 4 veces más probabilidades de morir por una infección que la población en general, cifra que se duplica en pacientes que han recibido radioterapia

Las personas que conviven en el mismo domicilio que los pacientes pediátricos inmunodeprimidos deben también tomar medidas para proteger la salud de estos pacientes vulnerables a través de la vacunación.

El grado de inmunodepresión varía desde leve a grave y puede cambiar con el tiempo, requiriendo un abordaje dinámico respecto a la vacunación y protección del paciente. Durante la inmunosupresión, la respuesta a las vacunas es subóptima, por lo que se debe vacunar cuando se prevé la máxima respuesta inmune con el menor riesgo, verificando la respuesta mediante serología y considerando dosis de refuerzo en ocasiones.

Al diagnosticar una enfermedad que requerirá tratamiento inmunosupresor, es necesario actualizar el calendario vacunal del niño, administrando las dosis necesarias antes de comenzar el tratamiento, cumpliendo los intervalos mínimos

Al diagnosticar una enfermedad que requerirá tratamiento inmunosupresor, es necesario actualizar el calendario vacunal del niño, administrando las dosis necesarias antes de comenzar el tratamiento, cumpliendo los intervalos mínimos.

Las vacunas inactivadas se deben administrar al menos dos semanas (preferiblemente 4 semanas) antes de iniciar la inmunosupresión para permitir el desarrollo de respuestas inmunes adecuadas.

Las vacunas de microorganismos vivos atenuados están contraindicadas en pacientes inmunodeprimidos, debiendo administrarse, al menos, 4 semanas antes de iniciar la inmunosupresión y considerando los plazos necesarios con hemoderivados que puedan disminuir la respuesta a estas vacunas.

Tipos de inmunosupresión

Existen diferentes grados de inmunosupresión en función de la patología presentada y del tratamiento recibido.

La inmuno-supresión de alto grado incluye entre otras dosis ≥2 mg/kg/día (20 mg en niños ≥10 kg) de prednisona o su equivalente durante ≥14 días

La Inmunosupresión de alto grado incluye dosis ≥2 mg/kg/día (20 mg en niños ≥10 kg) de prednisona o su equivalente durante ≥14 días, pulsos diarios de corticoides a dosis altas, así como el uso de anticuerpos monoclonales inmunosupresores (ACMI) e inhibidores de puntos de control inmunitario.

La Inmunosupresión de bajo grado se refiere a pautas de esteroides a dosis menores diarias o a días alternos, y dosis farmacológicas menores de productos como metotrexato, 6 mercaptopurina, azatioprina, ciclosporina, tacrolimus y leflunomida.

En la Infección por VIH, en niños hasta 13 años, la inmunosupresión de alto grado implica un porcentaje de linfocitos T CD4 + <15 % o un recuento de linfocitos T CD4 + <200 linfocitos/mm3 en adolescentes ≥14 años. La inmunosupresión de bajo grado se considera en caso de infección por VIH asintomática con porcentajes y recuentos de T CD4+ superiores.

Los 2 a 3 meses siguientes, como mínimo, a un trasplante de progenitores hematopoyéticos (TPH) se consideran inmunosupresión de alto grado, pudiendo extenderse según las circunstancias individuales.

Recomendaciones de vacunación en personas que conviven en el mismo domicilio y cuidadores de los pacientes inmunodeprimidos

Todos los convivientes de pacientes inmunodeprimidos deben tener actualizado el calendario de vacunaciones, especialmente la vacunación contra la triple vírica, la varicela y la gripe anual

Todos los convivientes de pacientes inmunodeprimidos deben tener actualizado el calendario de vacunaciones, especialmente la vacunación contra la triple vírica, la varicela y la gripe anual. Se recomienda que la vacunación antigripal de los convivientes mayores de 6 meses se realice con vacunas inactivadas, preferiblemente tetravalentes. También se puede utilizar vacunas
intranasales de virus vivos adaptados al frío en los contactos de 2 a 18 años, siempre y cuando el paciente inmunodeprimido no esté en riesgo.

La vacunación frente a la varicela es recomendada para todos los contactos domiciliarios susceptibles, ya que la transmisión del virus desde personas inmunocompetentes vacunadas solo se ha documentado en caso de desarrollo de exantema. Se sugiere la vacunación contra el herpes zóster en contactos domiciliarios mayores de 60 años.

En los convivientes de pacientes inmunodeprimidos, se desaconseja la administración de vacunas orales contra la polio y la Salmonella typhi Ty21, debido al riesgo de transmisión fecal de la enfermedad. Sin embargo, la vacunación oral contra el rotavirus no está contraindicada, pero se recomienda un estricto lavado de manos con solución alcohólica en quienes manipulen los pañales del niño vacunado. El paciente inmunodeprimido debe evitar el contacto con los pañales o las heces del bebé, especialmente durante las 4 semanas posteriores a la vacunación.

Vacunas disponibles para la inmunización

Difteria, tétanos, tosferina

La vacunación frente a difteria, tétanos y tosferina en pacientes inmunodeprimidos debe seguir el mismo esquema del calendario sistemático

La vacunación frente a difteria, tétanos y tosferina en pacientes inmunodeprimidos debe seguir el mismo esquema del calendario sistemático. Se recomienda administrar las dosis preferiblemente un mes antes de iniciar la quimioterapia, evitando durante los periodos de inducción y consolidación. Posteriormente, se debe considerar reiniciar o administrar un refuerzo entre 3 y 6 meses después de finalizar la quimioterapia, dependiendo del estado de vacunación previo al tratamiento inmunosupresor. Es importante tener en cuenta que la vacuna DTPa posee una mayor carga antigénica que la Tdpa, por lo que se prefiere esta última. Se aconseja monitoreo constante a pacientes inmunodeprimidos, con serología periódica. Ante pérdida de protección, se recomienda la administración de dosis de refuerzo.

Gripe

Es esencial vacunar anualmente de la gripe a pacientes inmunodeprimidos y sus contactos, con preferencia por vacunas inactivadas tetravalentes

La gripe puede ser mucho más grave en pacientes inmunodeprimidos, con riesgo de hospitalización, neumonitis y necesidad de ventilación mecánica. La mortalidad varía entre 3 % y 10 %. Los niños inmunodeprimidos pueden ser hospitalizados entre 2 y 7 días, con un 20 % que podrían necesitar ventilación mecánica, afectando el tratamiento quimioterápico y con una eliminación del virus de, al menos, 19 días. La vacuna antigripal puede disminuir complicaciones y mortalidad en estos pacientes, aunque no siempre alcanzan una respuesta protectora por su situación de inmunosupresión. Es esencial vacunar anualmente a pacientes inmunodeprimidos y sus contactos, con preferencia por vacunas inactivadas tetravalentes, conteniendo ambos linajes de gripe B. La vacunación intranasal está contraindicada en pacientes inmunosuprimidos y no hay evidencia suficiente sobre la efectividad de las vacunas adyuvadas en estos pacientes.

Haemophilus influenzae tipo B (Hib)

Existe un aumento de susceptibilidad a infecciones por bacterias capsuladas en estados de inmunodepresión. En niños de 12 a 59 meses no vacunados o con solo una dosis de vacuna antes de los 12 meses se recomiendan 2 dosis con intervalo de 2 meses. Para niños de ≥5 años o adultos, sin primovacunación contra Hib, se debe administrar una dosis única de vacuna conjugada.

Hepatitis A

Si la respuesta no es adecuada tras la vacunación de hepatitis A, no se recomienda vacunación adicional, pero se deben tomar medidas para prevenir la infección

La vacunación frente a la hepatitis A requiere 2 dosis separadas por 6-12 meses. Se recomienda completar la vacunación antes de iniciar tratamientos inmunosupresores. También se aconseja una dosis de refuerzo después de la quimioterapia. Es importante realizar pruebas periódicas de los títulos de anticuerpos. En caso de no haber una respuesta inmune adecuada, se puede considerar revacunar. Las pruebas serológicas posteriores a la revacunación deben realizarse al menos un mes después de la segunda dosis. Si la respuesta no es adecuada, no se recomienda vacunación adicional, pero se deben tomar medidas para prevenir la infección.

Hepatitis B

El esquema de vacunación frente a la hepatitis B consta de tres dosis a los 2, 4 y 11 meses en lactantes como pauta sistemática. En pacientes correctamente vacunados, en riesgo de inmunosupresión, se sugiere una dosis adicional antes de iniciar la quimioterapia y un refuerzo entre 3-6 meses después. Es importante monitorear los títulos de anticuerpos en pacientes inmunodeprimidos para garantizar niveles protectores y administrar una dosis de refuerzo si es necesario.

Meningococos

En el caso de niños de riesgo, como los inmuno-deprimidos, se recomienda la administración de dos dosis de vacuna meningocócica conjugada tetravalente

Todos los niños inmunodeprimidos deben ser vacunados frente al meningococo con vacunas conjugadas C o ACWY, según las pautas vacunales en España. En el caso de niños de riesgo, como aquellos inmunodeprimidos, se recomienda la administración de dos dosis de vacuna meningocócica conjugada tetravalente. En España, la mayoría de los casos de enfermedad meningocócica son causados por los grupos C y B, aunque se ha observado un aumento en los serogrupos W e Y previo a la pandemia. Para pacientes asplénicos o con deficiencias inmunológicas, se aconseja la inmunización contra todos los grupos de meningococo, utilizando vacunas tetravalentes (ACWY) y vacunas contra el meningococo B, con un esquema de dos dosis separadas por 8-12 semanas y refuerzos según sea necesario. La American Academy of Pediatrics recomienda vacunar a los niños asplénicos cada 3-5 años, iniciando a los 3 años después de completar la primovacunación, si tienen menos de 7 años, y cada 5 años si son mayores de 7 años. En lactantes, se sugiere
reemplazar la serie primaria de la vacuna conjugada contra el meningococo C por la vacuna ACWY conjugada con toxoide tetánico, con dos dosis separadas por al menos 8 semanas a partir de las 6 semanas de vida y un refuerzo a los 12 meses.

La pauta de vacunación contra el meningococo B varía según el tipo de vacuna y la edad del niño. Según las recomendaciones de noviembre de 2022 del Ministerio de Sanidad, se establece que los grupos de riesgo deben recibir una dosis de MenB al año de finalizar la inmunización primaria y luego cada 5 años, o un refuerzo en caso de brote de EMI por serogrupo B si ha pasado al menos un año desde la finalización de la serie primaria de vacunación.

Neumococo

En niños con neoplasias hematológicas, la incidencia de enfermedad neumocócica invasora es 822 veces más alta que en la población general

Los pacientes inmunodeprimidos tienen un mayor riesgo de padecer infecciones neumocócicas, con incidencias significativamente más altas que en la población general. En niños con neoplasias hematológicas, la incidencia de enfermedad neumocócica invasora es 822 veces más alta, en pacientes con VIH es 197 veces más alta, y en casos de anemia de células falciformes es 56 veces más alta que en la población general. La incidencia en pacientes con trasplantes de órganos sólidos es casi 13 veces mayor. La probabilidad de tener enfermedad neumocócica invasora en pacientes con TPH es del 4 % a los 5 años y del 6 % a los 10 años después del trasplante. Además, se ha observado que un 25 % de los niños con ENI tiene una inmunodeficiencia primaria, y un 28 % de todos los casos de ENI ocurre en pacientes inmunodeprimidos. La respuesta a las vacunas neumocócicas conjugadas en pacientes inmunodeprimidos es menor que en la población general, pero se ha demostrado una efectividad del 65-75 % en pacientes con VIH y del 80 % en niños con anemia de células falciformes. Sin embargo, la respuesta a la vacuna VNP 23 es pobre en esta población. Por ello, se recomiendan pautas especiales de vacunación en estos pacientes, incluyendo la administración de la vacuna VNC13 en el momento del diagnóstico de cáncer, independientemente de su historial de vacunación, hasta que estén disponibles las vacunas de serotipos ampliados frente a neumococo.

Poliomielitis

Los pacientes inmunosuprimidos y contactos no deben recibir la vacuna de la polio oral

La vacunación frente a la polio con la vacuna inactivada se realiza en pacientes inmunodeprimidos según el calendario sistemático. Se recomienda seguir el programa de vacunación para garantizar la protección contra la poliomielitis. Los pacientes inmunosuprimidos y contactos no deben recibir la vacuna de la polio oral.

Rotavirus

Las dos vacunas atenuadas frente al rotavirus no deben ser administradas a personas inmunodeprimidas

Existen dos vacunas de virus atenuado frente al rotavirus: RotaTeq y Rotarix. Ambas vacunas no deben ser administradas a personas inmunodeprimidas. Sin embargo, se pueden administrar a lactantes que convivan en el mismo domicilio tomando precauciones higiénicas. Se recomienda extremar las medidas de higiene, lavado de manos con gel hidroalcohólico y evitar que el paciente inmunodeprimido entre en contacto con las heces o pañales del niño vacunado. Los rotavirus vacunales son eliminados por las heces del niño vacunado durante 1-2 semanas. La excreción es más alta en la primera semana tras la vacunación y disminuye a partir de la tercera semana. En general, la excreción es mayor después de la primera dosis de vacuna que después de las dosis siguientes.

Sarampión, rubeola y parotiditis (triple vírica)

La vacunación frente a sarampión, rubeola y parotiditis está contraindicada en casos de inmunodepresión severa, pero es crucial proteger a los inmunodeprimidos frente a cualquier contacto

La vacunación triple vírica frente a sarampión, rubeola y parotiditis está contraindicada en casos de inmunodepresión severa, pero es crucial proteger a los pacientes inmunodeprimidos frente a cualquier contacto. Se requieren dos dosis separadas por al menos 4 semanas para garantizar la inmunización completa. Se sugiere adelantar la segunda dosis en niños con riesgo de inmunosupresión, administrándola, al menos, 1 mes antes del tratamiento. Es recomendable una dosis de refuerzo 6 meses después de finalizar la quimioterapia.

Se aconseja confirmar la protección inmunológica frente al sarampión mediante pruebas serológicas, y considerar una tercera dosis para los niños que han recibido quimioterapia. Los niños inmunodeprimidos que solo han recibido una vacuna monocomponente del sarampión antes del año de edad deben completar su esquema de vacunación con dos dosis de triple vírica.

Las dosis administradas antes del año no cuentan como válidas.

Varicela

La vacunación frente a la varicela requiere siempre dos dosis, siendo la primera dosis administrada en la primera infancia a los 15 meses y la segunda dosis entre los 2 y 4 años de edad.
En nuestro medio existen dos vacunas disponibles contra la varicela: Varilrix y Varivax, ambas son de virus vivos atenuados y presentan una eficacia, inmunogenicidad y seguridad similares sin diferencias significativas.

En pacientes con inmunodepresión se debe considerar la contraindicación de la vacuna de la varicela y consultar las recomendaciones específicas de forma individualizada

En casos en los que sea necesario adquirir inmunidad de forma rápida, como en pacientes infectados con VIH con un porcentaje de CD4 superior al 15 % o en situaciones pretrasplante, se puede adelantar la administración de la segunda dosis de la vacuna contra la varicela. El intervalo mínimo entre dos dosis de vacuna frente a la varicela es de 4 semanas, aunque en menores de 13 años se recomienda un intervalo de al menos 3 meses. En pacientes con inmunodepresión se debe considerar la contraindicación de la vacuna y consultar las recomendaciones específicas de forma individualizada.

Los contactos de pacientes inmunodeprimidos mayores de 12 meses deben ser vacunados contra la varicela si son susceptibles a la enfermedad.

Virus del Papiloma Humano (VPH)

La recomendación de vacunación contra el VPH debe ser universal, tanto para chicas como chicos

Los pacientes inmunodeprimidos tienen un mayor riesgo de cáncer cervical y anogenital si se infectan con VPH. La vacunación contra el VPH está indicada en todos los pacientes inmunodeprimidos. Existen dos tipos de vacunas contra el VPH: bivalente y nonavalente. El adyuvante de Cervarix hace que sea más inmunógena, pero el preparado nonavalente ofrece una mayor cobertura de genotipos. La vacunación puede comenzar a los 9 años y se recomienda un rescate para los adolescentes no vacunados de 13 a 26 años. La recomendación de vacunación contra el VPH debe ser universal, tanto para chicas como chicos. En pacientes inmunodeprimidos, el esquema de vacunación consta de tres dosis a lo largo de 6 meses, y podría considerarse dosis extra de refuerzo en el futuro.

 

Bibliografía

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Ponencia expuesta en el XXVII Congreso de la SEMA. Valencia 1-2 de marzo 2024.

No existen conflictos de interés en la realización de este artículo.

 

 


Transición de reumatología pediátrica a reumatología general


 

Transición de reumatología pediátrica a reumatología general

L. Nuño Nuño, C. Udaondo Gascón.
Hospital Universitario La Paz. Madrid

 

Fecha de recepción: 24-01-2024
Fecha de publicación: 31 de marzo 2024

 

Adolescere 2024; XII (1): 58-67

 

Resumen

La transición es un proceso por el cual los pacientes pasan de una atención médica en reumatología pediátrica a una atención en reumatología de adultos, y supone un momento crítico. Idealmente debería iniciarse en las etapas más precoces de la adolescencia y continuarse un tiempo después de la transferencia a reumatología de adultos, con el fin de conseguir un automanejo de la enfermedad. Entre los objetivos del proceso de transición están introducir precozmente el concepto de transición, desarrollar una política de transición, fomentar el uso de herramientas de preparación para la transferencia, dar conocimientos en el automanejo de la enfermedad y de los tratamientos, y proveer un resumen médico para compartir con el reumatólogo de adultos. Un programa de transición eficaz podría permitir una mejora en términos de calidad de vida, actividad académica y laboral, satisfacción con la atención y resultados a largo plazo, así como una menor morbilidad y mortalidad.

Palabras clave: Transición; Transferencia; Adolescencia; Adulto joven; Reumatología pediátrica; Reumatología adultos.

Abstract

Transition is a process by which patients transfer from medical care in pediatric rheuma-tology to care in adult rheumatology, representing a critical period. Ideally, it should begin in the earliest stages of adolescence and continue for at least some time after transfer to adult rheumatology, in order to achieve self-management of the disease. Among the goals of the transition process include introducing the concept of transition early, develo-ping a transition policy, encouraging the use of transfer preparation tools, providing kno-wledge in disease and treatment self-management, and facilitating a medical summary to be shared with the adult rheumatologist. An effective transition program could allow for improvement in terms of quality of life, academic and work activity, satisfaction with care and long-term outcomes, as well as reduced morbidity and mortality.

Key words: Transition; Transfer; Adolescence; Young adult; Pediatric rheumatology; Adult rheumatology.

 

Introducción

Los síntomas osteomusculares representan la tercera causa más frecuente de consulta a esta edad en AP

La patología reumática en la edad adolescente es de especial interés, ya que los síntomas osteomusculares representan la tercera causa más frecuente de consulta a esta edad en atención primaria y hasta una tercera parte de las AIJ debutan en la edad adolescente. Por otra parte, sufrir este tipo de patologías a esta edad tiene un gran impacto físico, emocional y psicológico.
El manejo de la patología reumática puede ser especialmente complicada en esta etapa por
diversos motivos, como la falta de adherencia al tratamiento, la actitud desafiante, o la falta de seguimiento de las citas médicas. La transición de la atención pediátrica a la de adultos se reconoce actualmente como uno de los factores clave para el correcto manejo de las enfermedades crónicas de inicio en la infancia, y supone un momento crítico para conseguir involucrar a los pacientes adolescentes(1). Varios estudios han descrito que alrededor del 50 % de los pacientes con patologías reumáticas no experimentan una transferencia efectiva, con el riesgo de pérdida de seguimiento, mala adherencia al tratamiento o incluso aumento en la mortalidad(1,2). Es más probable que la transferencia tenga éxito cuando los pacientes se encuentran médica y socialmente estables y cuando existe comunicación directa entre los equipos de reumatología pediátrica y de adultos(2) (Tabla I).

Los objetivos principales de la transición son preparar a los jóvenes para manejar de forma independiente su enfermedad reumática, incluyendo el manejo de los tratamientos y el cumplimiento de las citas médicas, y garantizar un proceso organizado que facilite la transmisión de la información y el paso de los sistemas de salud pediátrica a los de adultos.

Transición y transferencia

La transición es un proceso activo y multidimensional que atiende a las necesidades médicas, psicosociales y educativas de los adolescentes

La transición se define como un proceso gradual por el cual un paciente joven con una patología crónica desarrolla las habilidades y dispone de los recursos necesarios para el cuidado de su salud durante el paso de la adolescencia a la edad adulta(3). Se trata de un proceso activo y multidimensional que atiende las necesidades tanto médicas, como psicosociales y educativas de los adolescentes. El punto fundamental es que supone un cambio de un sistema centrado en el niño y la familia a un modelo de atención centrada en el adulto. Este proceso no termina hasta que el adulto joven está totalmente integrado en una unidad de adulto. En cambio, la transferencia es un proceso estático y único, por el cual el paciente cambia de ubicación física de reumatología pediátrica a reumatología de adultos, y la información médica pasa de un especialista a otro.

Idealmente el proceso de transición debería comenzar en la adolescencia temprana, sobre los 11 años, o si no es posible, como muy tarde a los 14 años, para permitir el desarrollo de las habilidades de autocuidado necesarias. Para los pacientes que son diagnosticados por encima de los 14 años, el proceso de transición debería comenzar en el momento del diagnóstico, para poder disponer de tiempo suficiente para preparar al paciente antes de la transferencia.

Modelos de transición

En la literatura se han descrito varios modelos de transición de pacientes de reumatología pediátrica a la atención en adultos, dependiendo de la idiosincrasia y los recursos disponibles en cada centro(4) (Figura 1).

El modelo más común se centra en la enfermedad y trasfieren al paciente según la edad cronológica, con la ayuda de un informe médico

A) El modelo más común (A) es una transición centrada en la enfermedad, en el que los servicios de pediatría y adultos funcionan de forma independiente y transfieren al paciente según la edad cronológica, con la ayuda de un informe médico. Este modelo (transferencia pura) no atiende a todos los aspectos no puramente médicos de la transición, por lo que no se considera el modelo más adecuado(5,6).

Otros modelos más centrados en la comunicación y cuidado compartido serían:

B) Cuidado compartido entre reumatología de adultos y reumatología pediátrica durante el tiempo que dure el proceso de transición, pudiendo ser:

  1. Consultas conjuntas ubicadas en pediatría, con participación de pediatras y reumatólogos de adultos.
  2. Consultas alternantes en consultas de reumatología de adultos y consultas de pediatría, previas a realización de la transferencia.

C) Seguimiento por una misma persona que actúa como reumatólogo pediátrico y reumatólogo de adultos, por lo que el seguimiento es en el mismo sitio y no se requiere un traslado de unidad.

D) Seguimiento en una unidad específica de reumatología del adolescente.

Todavía hay escasez de datos sobre el impacto de estos modelos.

Necesidades

Los principales obstáculos para la implementación del proceso de transición son la formación insuficiente del equipo médico y la escasez de recursos

Los principales obstáculos para la implementación del proceso de transición son la formación insuficiente en el equipo médico y la escasez de recursos (dotación económica, tiempo y personal)(7). Un proceso de transición deficiente, con falta de cooperación y comunicación entre el equipo reumatológico pediátrico y de adultos puede conllevar la pérdida de información sobre el inicio de la enfermedad, así como sobre terapias previas y respuesta a los tratamientos y, por tanto, dificulta una evaluación fiable de los resultados a largo plazo y su correlación con posibles predictores de respuesta.

Otros obstáculos son:

  • Falta de planes de transición escritos
  • Poca familiaridad con los programas de transición
  • Escasa información en la historia médica recibida por los centros de reumatología para adultos desde servicios pediátricos
  • Falta de coordinación o comunicación entre el equipo de pediatría y el de reumatología de adultos
  • Preparación inadecuada de los adolescentes previa a la transferencia
  • Escasa formación específica de los reumatólogos de adultos en patología de adolescentes

Objetivos

Los principales objetivos a conseguir por parte de los adolescentes previo a realizar la transferencia son:

  • Desarrollo mental adecuado para lograr una adaptación efectiva al cambio a reumatología de adultos
  • Asumir las responsabilidades de los adultos (reservar citas propias, contactar con el equipo médico para obtener asesoramiento, toma de decisiones informadas, adherencia al tratamiento y visitas, etc.)
  • Fomentar la independencia y la asertividad
  • Conocimiento sobre la enfermedad y los tratamientos
  • Conocimiento sobre las características y el funcionamiento de reumatología de adultos
  • Enfermedad clínicamente estable
  • Buena adherencia y tolerancia al tratamiento

Los indicadores de una buena transición son que los pacientes no pierdan el seguimiento y que la enfermedad esté clínicamente estable

Existen diversos indicadores de una transición exitosa (Tabla II), entre los cuales se considera que el indicador más importante es que los pacientes no pierdan el seguimiento(9). Otro de los factores fundamentales para una transferencia exitosa es que la enfermedad esté clínicamente estable a nivel médico, así como durante un período de estabilidad social. Dicha situación de estabilidad aumenta las posibilidades de que un adulto joven asista a una cita programada y cumpla con el tratamiento médico.

Estructuración de las unidades de transición

El programa “Got Transition” identifica los seis elementos básicos de la transición de la atención médica, que se llevan a cabo dentro de unos plazos predefinidos. Se desarrollaron para aportar una estructura de trabajo para una implementación práctica en el proceso de transición, empezando con una política de transición y finalizando con la transferencia e integración exitosa en la atención médica del adulto(7,10). Los elementos básicos y las edades recomendadas son los siguientes:

  1. Concienciación del paciente y sus familiares sobre la política de transición (12 años)
  2. Inicio de la planificación de la transición (14 años)
  3. Comentar con el paciente y sus padres el modelo de atención para adultos (16 años)
  4. Transición al modelo de atención para adultos (18 años)
  5. Transferencia completa al sistema médico de adultos (18-22 años)
  6. Integración completa de los jóvenes en la atención de adultos (23-26 años)

El seguimiento y la monitorización regular de la transición garantiza que los pacientes reciban una preparación adecuada, y así poder identificar los pacientes que están listos para realizar la transferencia. El proceso de transición de cada paciente debe planificarse con el adolescente y sus familias, y el progreso debe documentarse en la historia médica.

Se debe contar con una política y un protocolo de transición escritos y actualizados periódicamente, que deben ser acordados por todas las partes interesadas, incluidos los jóvenes, las familias y todos los profesionales de la salud involucrados, así como contar con los recursos apropiados para apoyar su implementación. Se necesitará más tiempo y esfuerzo para los pacientes con enfermedades más complicadas, pocos recursos o falta de apoyo familiar(10).

El grupo de trabajo de PReS/EULAR ha desarrollado una serie de recomendaciones y estándares para la atención de transición de adolescentes con enfermedades reumáticas. El objetivo es facilitar modelos de atención de alta calidad, informar sobre estrategias de evaluación y definir una agenda de investigación(11). En la Tabla III se resumen las principales recomendaciones en las consultas de transición.

Los principales participantes del equipo sanitario en el equipo multidisciplinar de transición son los siguientes:

El coordinador de transición puede ser una enfermera u otro profesional de la salud, y debe facilitar la comunicación con el equipo multidisciplinar y la implementación del plan de transición

  • Coordinador de transición: Es esencial contar con un coordinador de transición dentro de la clínica de reumatología pediátrica. Esta persona puede ser una enfermera u otro profesional de la salud y debe servir de enlace entre los equipos de adultos y pediátricos para garantizar la coordinación de la atención, facilitar la comunicación entre los distintos componentes del equipo multidisciplinar y la implementación del plan de atención de transición.
  • Reumatólogo de adultos: Debería ser un reumatólogo interesado, comprometido y capacitado en reumatología del adolescente, y conocido por el equipo de reumatología pediátrica.
  • Reumatólogo pediátrico: Igualmente debería ser una persona con especial interés, sensibilidad y formación en la patología del adolescente.
  • Enfermería de enlace: Resulta muy útil el papel de enfermería en cuanto a formación y seguimiento del paciente y sus familias en todo el proceso.

Además, puede ser interesante involucrar a otros componentes en el equipo multidisciplinar, como fisioterapeutas, trabajador social o pediatría de atención primaria, en función de los recursos disponibles de cada sistema sanitario. Todos los miembros del equipo de transición deben recibir formación sobre la salud de los adolescentes y el proceso de transición.

Herramientas

La adolescencia temprana es un período crítico para fomentar la participación y el autocuidado del paciente. Existe una variedad de instrumentos de evaluación de la preparación para la transición, que pueden ser útiles como punto de partida para discutir objetivos de autogestión.

Una de las herramientas más utilizadas y mejor validadas es el cuestionario de evaluación de la preparación para la transición, que evalúa las habilidades de autocuidado(12). Otras medidas validadas de evaluación de la preparación para la transición incluyen TRANSITION-Q(13) y STARx(14).

El sitio web https://gottransition.org/ ofrece herramientas gratuitas de transición basadas en la evidencia, como herramientas de evaluación de la preparación para la transición, una check-list para la transferencia y una política de transición, entre otras.

El Colegio Americano de Reumatología incluye también herramientas para la transición como plantillas de resúmenes médicos específicamente para AIJ y LES (Medical summary juvenile idiopathic arthritis: https://rheumatology.org/api/asset/blt1377c655fb0f58d6) (Medical summary: systemic lupus erythematosus. https://rheumatology.org/api/asset/bltcf37b94f17591f8f).

Una herramienta clave en el proceso de transición es una entrevista a solas con el adolescente, para abordar diferentes aspectos

Aunque no se trata de una herramienta como tal, incluir en la consulta de transición una entrevista a solas con el adolescente puede resultar de gran utilidad a la hora de abordar diferentes aspectos, y está reconocido en la literatura como un elemento clave del proceso(5, 6,11).

Aspectos a tener en cuenta de la salud psicoafectiva, psicosexual y de conductas de riesgo en el adolescente

La consulta de profesionales de referencia es una oportunidad para hacer promoción y prevención de la salud e identificar las necesidades individuales, factores de riesgo y de protección

Para una transición adecuada se recomienda un abordaje holístico del adolescente y su familia, teniendo en cuenta diferentes aspectos. Entre ellos están los aspectos médicos clave, como el conocimiento de su enfermedad, la adherencia terapéutica y el conocimiento de la unidad de reumatología de adultos para mantener un adecuado seguimiento, pero también psicosociales, dado que vive un momento vital de desarrollo que plantea retos muy diferentes al resto de edades, como las conductas de riesgo, el consumo de sustancias, la actividad deportiva, la nutrición o la sexualidad(11). La consulta con profesionales de referencia es una excelente oportunidad para hacer promoción y prevención de la salud e identificar las necesidades individuales, factores de riesgo y de protección. En numerosas ocasiones, la limitación más importante para esto es el tiempo en consulta y la formación adecuada de los especialistas.

Salud psicosexual

  • Prevención de embarazos no deseados e información sobre métodos anticonceptivos:
    algunos fármacos utilizados en reumatología pediátrica son considerados teratógenos, o no se dispone de información suficiente sobre su seguridad en el embarazo, por lo que estaría indicado tomar medidas anticonceptivas y evitar un embarazo. Se debe informar al paciente sobre este hecho y de las opciones anticonceptivas disponibles, o derivar a una consulta de ginecología del adolescente en caso necesario.
  • Prevención de enfermedades de transmisión sexual (ETS): al igual que en adolescentes sanos, en adolescentes con enfermedades reumáticas debe informarse y asesorar sobre el riesgo y prevención de ETS, así como derivar a consultas específicas e iniciar tratamiento en caso de presentarlas. La vacuna frente al virus del papiloma humano está indicada y recomendada en adolescentes en tratamiento inmunosupresor al igual que en adolescentes sanos.

Gestión de conductas de riesgo

Conviene hacer un despistaje en consulta sobre posibles conductas de riesgo. Concretamente, se tratarán el posible abuso de sustancias como el alcohol u otras drogas. Debido al riesgo cardiovascular y posible riesgo de trombosis presente en algunas enfermedades reumáticas crónicas, se desaconseja el uso del tabaco en estos pacientes.

Salud mental

La adolescencia es un periodo especialmente vulnerable para la salud mental, especialmente en pacientes con enfermedades crónicas. Se recomienda una atención a este aspecto con derivación a consulta de salud mental en caso de sospecha de patología psiquiátrica o identificación de ideas de suicidio.

Adherencia al tratamiento

Por distintos factores la adolescencia es un periodo de riesgo para una baja adherencia a los tratamientos

Por distintos factores psicosociales, la adolescencia es un periodo de especial riesgo para una baja adherencia. Un seguimiento estrecho, la adecuada conciencia de enfermedad y una adecuada relación médico-paciente son claves para un adecuado cumplimiento terapéutico.

Resumen de aspectos a abordar durante la consulta de transición

Durante la transición se abordarán aspectos médicos, psicosociales, educativos y profesionales

Aspectos médicos

  • Identificación de las necesidades médicas y de los tratamientos.
  • Garantizar la continuidad de la prestación de cuidados de alta calidad.
  • Proporcionar información genérica y específica sobre las enfermedades, conocimiento de su propia enfermedad y de los tratamientos.
  • Promoción de la salud, orientación anticipatoria, estilo de vida, actividad deportiva y de hábitos saludables.
  • Evaluar el comportamiento en materia de salud, negociando las formas más adecuadas de garantizar la adherencia al tratamiento y canales para obtención de ayuda en caso de brote.
  • Promocionar los conocimientos y competencias en los ámbitos enumerados anteriormente.

Aspectos psicosociales

  • Identificar las necesidades individuales, factores de riesgo y de protección. Proporcionar apoyo o remitir a los jóvenes a organismos específicos en caso necesario. Un ejemplo es el acrónimo HEADSS: siglas en inglés para Hogar, Educación, Actividades, Drogas, Sexo, Suicidio(15).
  • Garantizar una vida social equivalente a la de sus compañeros.
  • Garantizar apoyo para hacer frente a la enfermedad y el tratamiento.
  • Proporcionar asesoramiento y/o fuentes adicionales de apoyo.
  • Fomentar las capacidades de asertividad, resiliencia, autocuidado, autodeterminación y autodefensa.

Aspectos educativos y profesionales

  • Abordar las perspectivas profesionales futuras.
  • Apoyar en la preparación para el trabajo y dónde obtener información.
  • Abordar la experiencia laboral y animar a los jóvenes a adquirir una experiencia pertinente.
  • Ofrecer información, apoyo y asesoramiento adecuados (grupos de apoyo, servicios de voluntariado).
  • Servir de enlace con las instituciones educativas.
  • Aportar información sobre derechos y obligaciones, ventajas y oportunidades para adaptar el trabajo.

Conclusiones

Un programa de transición eficaz permitirá mejoras en la calidad de vida, en la actividad académica y laboral, mayor satisfacción con la atención y una menor morbilidad y mortalidad

Sólo una estrecha colaboración por parte de los equipos de reumatología pediátrica y de adultos puede garantizar un proceso exitoso de transición. Este proceso debe ser planificado a tiempo, coordinado y llevado a cabo por un equipo multidisciplinario. A nivel práctico, los puntos más importantes a implementar en las consultas de transición incluyen: introducir de forma temprana el concepto de transición, desarrollar una política de transición, utilizar herramientas de evaluación de preparación para la transición, y proporcionar un resumen médico para compartir con el reumatólogo de adultos. Un programa de transición eficaz podría permitir una mejora en términos de calidad de vida, en la actividad académica y laboral, en la satisfacción con la atención y en los resultados a largo plazo, con una menor morbilidad y mortalidad.

 

Tablas y figuras

Tabla I. Diferencias en los sistemas médicos de reumatología pediátrica y reumatología de adultos

REUMATOLOGÍA PEDIÁTRICA

REUMATOLOGÍA DE ADULTOS

Interacción centrada en la familia

Interacción centrada en el adolescente

Padres presentes en la mayor parte o toda la visita clínica

Paciente evaluado habitualmente sin la presencia de los padres en las visitas clínicas

Visitas clínicas más prolongadas y más frecuentes

Visitas clínicas más cortas y más infrecuentes

Mayor facilidad para consultas urgentes

Menor facilidad para consultas urgentes

Mayor atención a necesidades psicosociales, educacionales o laborales

Menor atención a necesidades psicosociales, educacionales o laborales

Entorno físico de las consultas más amigable

Entorno físico de las consultas más frío

Modificado de: Sadun RE, Covert LT, Lawson EF. Transitioning to Adulthood with a Rheumatic Disease: A Case-Based Approach for Rheumatology Care Teams. Rheum Dis Clin North Am. 2022 Feb;48(1):141-156. doi: 10.1016/j.rdc.2021.09.011. PMID: 34798943.

Tabla II. Principales indicadores de una
transición exitosa

  • Actividad de la enfermedad
  • Estado de la enfermedad
  • Adherencia al tratamiento
  • Asistencia regular a las consultas
  • Medidas de calidad de vida
  • Actividad laboral o académica

Elaboración propia.

Tabla III. Recomendaciones en la transición

  • Introducir precozmente el concepto de transición en las consultas de reumatología pediátrica
  • Realizar educación sobre la enfermedad
  • Evaluar la preparación para la transición (cuestionarios) y establecer objetivos de autogestión
  • Dedicar parte del tiempo en consulta con el paciente a solas
  • Crear un plan de transferencia
  • Asegurar la adecuada comunicación entre el equipo de reumatología pediátrica y reumatología de adultos tanto durante el periodo pre como post-transferencia
  • Informar a pacientes y padres sobre la enfermedad y los procesos de transición, incluida la atención a adultos
  • Involucrar activamente a pacientes y padres en todos los procesos de la transición
  • Apoyar y reforzar la autonomía y participación de los pacientes adaptado a su edad/madurez durante la transición
  • Explicar las diferencias entre la forma de funcionamiento de reumatología pediátrica y reumatología de adultos
  • Conocer las necesidades de los pacientes adolescentes y sus cuidadores

Modificada de: Calvo I, Antón J, Bustabad S, Camacho M, de Inocencio J, Gamir ML, et al. Consensus of the Spanish society of pediatric rheumatology for transition management from pediatric to adult care in rheumatic patients with childhood onset. Rheumatol Int 2015;35:1615–24.

Figura 1. Modelos de transición

  1. Transferencia pura
    • Cuidado compartido entre reumatología de adultos y reumatología pediátrica.
    • Consultas conjuntas ubicadas en pediatría, con participación de pediatras y reumatólogos de adultos.
  2. Consultas alternantes en consultas de reumatología de adultos y consultas de pediatría, previas a realización de la transferencia.
  3. Seguimiento por una misma persona que actúa de reumatólogo pediátrico y reumatólogo de adultos.
  4. Seguimiento en una unidad específica de reumatología del adolescente.

Modificada de: Calvo I, Antón J, Bustabad S, Camacho M, de Inocencio J, Gamir ML, et al. Consensus of the Spanish society of pediatric rheumatology for transition management from pediatric to adult care in rheumatic patients with childhood onset. Rheumatol Int 2015;35:1615–24.

 

Bibliografía

1. Stringer E, Scott R, Mosher D, MacNeill I, Huber AM, Ramsey S, et al. Evaluation of a Rheumatology Transition Clinic. Pediatr Rheumatol Online J. 2015 Jun 11;13:22. doi: 10.1186/s12969-015-0016-x. PMID: 26063057; PMCID: PMC4462188.

2. Sadun RE, Covert LT, Lawson EF. Transitioning to Adulthood with a Rheumatic Disease: A Case-Based Approach for Rheumatology Care Teams. Rheum Dis Clin North Am. 2022 Feb;48(1):141-156. doi: 10.1016/j.rdc.2021.09.011. PMID: 34798943.

3. Blum RW, Garell D, Hodgman CH, Jorissen TW, Okinow NA, Orr DP, et al. Transition from child-centered to adult health-care systems for adolescents with chronic conditions. A position paper of the Society for Adolescent Medicine. J Adolesc Health. 1993 Nov;14(7):570-6. doi: 10.1016/1054-139x(93)90143-d. PMID: 8312295.

4. Clemente D, Leon L, Foster H, Minden K, Carmona L. Systematic review and critical appraisal of transitional care programmes in rheumatology. Semin Arthritis Rheum. 2016 Dec;46(3):372-379. doi: 10.1016/j.semarthrit.2016.06.003. Epub 2016 Jun 9. PMID: 27496195.

5. Expósito Pérez L, Bethencourt Baute JJ, Bustabad Reyes S. Unidades de transición. Protoc diagn ter pediatr. 2020;2:413-418.

6. Calvo I, Antón J, Bustabad S, Camacho M, de Inocencio J, Gamir ML, et al. Consensus of the Spanish society of pediatric rheumatology for transition management from pediatric to adult care in rheumatic patients with childhood onset. Rheumatol Int. 2015 Oct;35(10):1615-24. doi: 10.1007/s00296-015-3273-6. Epub 2015 Apr 28. PMID: 25917856.

7. Chira P, Ronis T, Ardoin S, White P. Transitioning youth with rheumatic conditions: perspectives of pediatric rheumatology providers in the United States and Canada. J Rheumatol. 2014 Apr;41(4):768-79. doi: 10.3899/jrheum.130615. Epub 2014 Mar 1. PMID: 24584912.

8. Jiang I, Major G, Singh-Grewal D, Teng C, Kelly A, Niddrie F, et al. Patient and parent perspectives on transition from paediatric to adult healthcare in rheumatic diseases: an interview study. BMJ Open. 2021 Jan 4;11(1):e039670. doi: 10.1136/bmjopen-2020-039670. PMID: 33397662; PMCID: PMC7783517.

9. Suris JC, Akre C. Key elements for, and indicators of, a successful transition: an international Delphi study. J Adolesc Health. 2015 Jun;56(6):612-8. doi: 10.1016/j.jadohealth.2015.02.007. PMID: 26003575.

10. McManus M, White P, Barbour A, Downing B, Hawkins K, Quion N, et al. Pediatric to adult transition: a quality improvement model for primary care. J Adolesc Health. 2015 Jan;56(1):73-8. doi: 10.1016/j.jadohealth.2014.08.006. Epub 2014 Oct 3. PMID: 25287984.

11. Foster HE, Minden K, Clemente D, Leon L, McDonagh JE, Kamphuis S, et al. EULAR/PReS standards and recommendations for the transitional care of young people with juvenile-onset rheumatic diseases. Ann Rheum Dis. 2017 Apr;76(4):639-646. doi: 10.1136/annrheumdis-2016-210112. Epub 2016 Nov 1. Erratum in: Ann Rheum Dis. 2018 Jun;77(6):960. PMID: 27802961.

12. Wood DL, Sawicki GS, Miller MD, Smotherman C, Lukens-Bull K, Livingood WC, et al. The Transition Readiness Assessment Questionnaire (TRAQ): its factor structure, reliability, and validity. Acad Pediatr. 2014 Jul-Aug;14(4):415-22. doi: 10.1016/j.acap.2014.03.008. PMID: 24976354.

13. Klassen AF, Grant C, Barr R, Brill H, Kraus de Camargo O, Ronen GM, et al. Development and validation of a generic scale for use in transition programmes to measure self-management skills in adolescents with chronic health conditions: the TRANSITION-Q. Child Care Health Dev. 2015 Jul;41(4):547-58. doi: 10.1111/cch.12207. Epub 2014 Oct 28. PMID: 25351414.

14. Nazareth M, Hart L, Ferris M, Rak E, Hooper S, van Tilburg MAL. A Parental Report of Youth Transition Readiness: The Parent STARx Questionnaire (STARx-P) and Re-evaluation of the STARx Child Report. J Pediatr Nurs. 2018 Jan-Feb;38:122-126. doi: 10.1016/j.pedn.2017.08.033. Epub 2017 Sep 21. PMID: 28941954.

15. Klein DA, Goldenring JM, Adelman WP. HEEADSSS 3.0: The psychosocial interview for adolescents updated for a new century fueled by media. Contemp Pediatr2014;31:16–28.

Lecturas recomendadas

  • Calvo I, Antón J, Bustabad S, Camacho M, de Inocencio J, Gamir ML, et al. Consensus of the Spanish society of pediatric rheumatology for transition management from pediatric to adult care in rheumatic patients with childhood onset. Rheumatol Int 2015;35:1615–24.
  • Foster HE, Minden K, Clemente D, Leon L, McDonagh JE, Kamphuis S, et al. EULAR/PreS standards and recommendations for the transitional care of young people with juvenile-onset rheumatic diseases Ann Rheum Dis 2017;76:
    639–646.
  • Expósito Pérez L, Bethencourt Baute JJ, Bustabad Reyes S. Unidades de transición. Protoc diagn ter pediatr. 2020;2:413-418.

No existen conflictos de interés en la realización de este artículo.

 

 


El sueño es vida


El sueño es vida


 
 

Autor: Dr. Gonzalo Pin Arboledas
Editorial Planeta.
Año: Junio 2023 Barcelona; 249 páginas

 

El libro “El sueño es vida" se trata de un “saber clínico” dirigido a las familias pero que también es un gran aliado para los profesionales sanitarios (pediatras, médicos de familia, enfermeras…) y para los docentes, en resumen, para todos aquellos que nos relacionamos con la infancia y la adolescencia.

Está escrito por uno de los mejores y más reconocidos expertos en sueño de España y Europa, con más de treinta años de experiencia, tanto en los problemas/trastornos del sueño como en el cuidado de los niños a la vez que padre de familia, que intenta escribir y resolver aquellos problemas sobre el sueño que las familias le cuentan en la consulta, por tanto, reúne todos los ingredientes para que sea un libro que transmita conocimientos fácilmente entendibles y útiles, especialmente a las familias que son las que sufren a veces diariamente estos avatares de la crianza de sus hijos y en este caso referido a algo tan fundamental en nuestra vida como es un “buen dormir”.

De su especial forma de saber hacer con los sueños de niños y el trabajo con las familias surge este libro haciendo un recorrido en cada capítulo, desde la importancia de la cronobiología, los relojes biológicos y los relojeros externos en nuestro ritmo circadiano, desde la época prenatal hasta la adolescencia.

En este recorrido por el apasionante mundo del sueño, entre otras cosas el Dr. Gonzalo Pin enseña a las familias a diferenciar entre los trastornos y los problemas del sueño, a la par que les da herramientas para poder actuar frente a estas situaciones que no hacen sino mejorar la calidad de vida, y la convivencia familiar.

Por no hablar del capitulo del sueño en la adolescencia en el que se derriban algunos mitos para ellos como que “el dormir es una pérdida de tiempo” dando una vez más conceptos claros para conseguir entender el por qué de los cambios en sus patrones del sueño, aportando además herramientas para poder mejorar la cantidad y la calidad del sueño en esta etapa complicada de su desarrollo y que luego va a condicionar probablemente su forma de dormir en la etapa adulta.

Hay dos capítulos que a mí me parecen especialmente interesantes como son la influencia del elemento eco ambiental, el déficit crónico del sueño en la infancia y sus consecuencias físicas y conductuales.

En resumen y no quiero hacer más spoilers, creo que es un libro no para tener en la cabecera de la cama pero si muy cerca, ya que no solo a las familias sino como he comentado al principio a los profesionales que trabajan con la infancia e incluso a nosotros mismos nos puede ser de gran utilidad, para conocer un poco más el “maravilloso mundo del sueño”.

Una vez más el Dr. Gonzalo Pin Arboledas nos proporciona una herramienta que nos puede facilitar nuestra vida familiar y profesional.

Gracias.

 

S. Sarabia Vicente
Pediatra

 
 

 
 

Modelos de EDUCACIÓN SEXUAL. El modelo biográfico y ético. Teoría y práctica


Modelos de EDUCACIÓN SEXUAL. El modelo biográfico y ético. Teoría y práctica


 
 

Autor: Félix López Sánchez
Editorial Pyrámide

 

El informe sobre Educación Sexual (ES) en España (Lameiras 2023. Informe de España 2023. Educación Sexual en España. De las Leyes a las Aulas), arroja datos preocupantes: aumento de la violencia contra la mujer y el consumo de pornografía entre los jóvenes, que es ya la fuente de desinformación “más potente de todos los tiempos”. Estudios realizados en los dos últimos años a nivel mundial sobre la eficacia de los programas de ES, responsabiliza a las familias, a la poca formación de los docentes y a la falta de obligatoriedad en el curriculum escolar. Urge actuar si no queremos ver resultados cada vez más graves.

El 'Informe sobre delitos contra la libertad sexual en España' del año 2022 (Ministerio del Interior. España), hizo público en diciembre de 2023 que más de 1.000 menores de entre 14 y 17 años fueron detenidos o investigados por delitos sexuales en el año 2022 en España, un 18 % más que en 2021. Los adolescentes que no han alcanzado la mayoría de edad cometieron el 10,6 % de las violaciones denunciadas (292 casos).

La pornografía en la juventud constituye una vía de aprendizaje de violencia contra las mujeres a través de una erotización de la misma, de forma que cuanto más la consumen como excitación, más violencia produce. La ausencia de ES da lugar a más agresores y más violencia, tanto en adultos como en menores de edad.

En nuestro país, el modelo de ES es el biologicista basado en la prevención de riesgos, mientras que el preconizado por la UNESCO es el integral. Las CCAA tienen transferidas las competencias en educación, y adolecen de programas adecuados. Aquellas Comunidades que implementan programas de ES, no lo hacen de forma regular, y en la mayoría de las ocasiones, sin formar a sus docentes y sin controlar los resultados para conocer su eficiencia. Se sabe, y hay evidencias suficientes, que la ES lleva consigo la disminución de la violencia, desarrolla una conciencia crítica y unas relaciones amorosas más satisfactorias, igualitarias y saludables.

Es una pena que los programas educativos en este sentido no sean obligatorios en el currículum escolar, como en otros países europeos, como recomienda la UNESCO. En España, desde la LOGSE (1990) no es obligatoria la ES en las escuelas. Se ha perdido en las sucesivas leyes de educación esta oportunidad, dejando paso al voluntarismo en manos de profesionales con escasa formación. A esto se añade el miedo de las familias, que se niegan a ceder el papel educativo que les corresponde ante la desconfianza que les produce que sean otros los que enseñan o educan. La ES, como cualquier disciplina, precisa de una formación seria de conocimientos para saber cómo cambiar actitudes para que faciliten una sexualidad sana, es decir, que promueva el bienestar de la persona, potencie la igualdad y evite la violencia.

Junto a estos informes, aparece en el mercado este libro que puede contribuir a iluminar el confuso mundo de la Educación Sexual. Se hace un breve resumen sobre los diferentes modelos educativos existentes, o que han existido: Modelo de riesgos, religioso-moral, liberal y revolucionario, modelo prescriptivo-comercial y modelo holístico e integral.

El autor se extiende ampliamente en el estudio del modelo biográfico y ético en ES. Este modelo se basa en el propio conocimiento de nuestro “yo” personal y permanente a lo largo de la vida: “Soy uno, único, permanente y, entre otras categorías estables, soy sexuado biopsicosocialmente. Esta autenticidad radical asentada en el Yo, tiene de hecho, absoluta prioridad”. Tenemos una identidad sexuada y esta no es un instinto más, sino que forma parte de aspectos centrales de la libertad individual, y puede y debe ser estudiada, interpretada y vivida de formas diferentes. “La libertad y la ética son una unidad indivisible”. Hace una descripción interesante y, a mi juicio, original en estos manuales, describiendo las diferentes formas de ética: del consentimiento, del placer y bienestar compartidos, de la igualdad, de la lealtad, de la salud, de la diversidad, de los cuidados, de la vinculación y desvinculación.

Hay algunos capítulos de la obra dedicados a la ES en las familias, a la evolución de la sexualidad y a la escuela como agente educativo. También dedica un amplio espacio a tratar el desarrollo de la afectividad y la sexualidad de las personas con discapacidad intelectual.

Finalmente relata la integración de la ES en el sistema educativo, siguiendo los programas Uhin Bare y Sexumuxu del País Vasco que han sido premiados como mejor programa gubernamental de ES por la World Association for Sexual Health (Gómez Zapiaín).

Se trata, por tanto, de un libro muy útil a los profesionales con deseos de formarse en el campo de la ES para obtener los conocimientos y competencias convenientes al respecto, y valorar la importancia de las actitudes de los profesionales comprometidos en este campo.

 
 

L. Rodríguez Molinero
Pediatra acreditado en Medicina de la Adolescencia.
Centro Médico Recoletas. La Marquesina. Valladolid.

 

 
 

 
 

Fundamentos de investigación en Pediatría Clínica: aspectos teóricos y prácticos


Fundamentos de investigación en Pediatría Clínica:
aspectos teóricos y prácticos


 
 

Coordinador: Venancio Martínez Suárez. Patrocinado por: SEPEAP y Fundación Prandi
Editorial: El Sastre de los Libros

 

Durante el 37 Congreso de la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y de Atención Primaria (SEPEAP), en octubre de 2023, tuvo lugar la presentación de un libro novedoso sobre investigación médica clínica, que nace con el objetivo principal de facilitar y ser un apoyo a la investigación realizada desde Pediatría de Atención Primaria. Está avalado y patrocinado por la SEPEAP y la Fundación Prandi, y dirigido a pediatras de Atención Primaria, tutores de Pediatría, residentes y en general cualquier profesional interesado en investigación clínica.

El coordinador es el Dr. Venancio Martínez Suárez, con amplia experiencia tanto en investigación como en docencia. El Dr. Venancio Martínez, pediatra de Atención Primaria, que lleva a cabo su labor asistencial dentro del Servicio Público de Salud del Principado de Asturias, es Doctor en Medicina por la Universidad de Oviedo y Profesor Asociado de dicha Universidad. Su trayectoria profesional es amplia y diversa, incluido ser el Presidente de la SEPEAP durante los años 2014-2018. Siempre se ha caracterizado por ser un gran defensor de la investigación en Pediatría, promulgando que la investigación es inherente a la profesión médica y necesaria, sea cual sea el ámbito de trabajo del pediatra. En el libro participan 14 autores (13 pediatras y un médico de familia), de diferente procedencia y ámbito de trabajo, pero todos ellos con experiencia en investigación.

El libro ha sido editado por “El Sastre de los libros”, y consta de 370 páginas. Su contenido se estructura en cinco secciones diferenciadas, con 18 capítulos en total y dos anexos. Se inicia con los prólogos tanto del coordinador Dr. Venancio Martínez como del actual Presidente de la SEPEAP, Dr. Cristóbal Coronel, y el presidente de la Fundación Prandi, Fernando García-Sala, que argumentan la idea de la necesidad de estimular la labor investigadora en Pediatría de Atención Primaria.

En el primer capítulo de la obra, el coordinador revisa los pasos necesarios para una buena investigación, los posibles temas a investigar desde ese nivel asistencial, los errores a evitar y las dificultades inherentes a investigar desde Atención Primaria. A continuación, se realiza una revisión sobre las competencias investigadoras que precisa el pediatra, remarcando la importancia de conseguirlas y ponerlas en práctica.

La primera sección del libro titulada “Consideraciones organizativas de la investigación” consta de tres capítulos. Se dan indicaciones para la elaboración correcta del curriculum vitae y el diseño del proyecto de investigación. Se expone la importancia de la investigación en equipo, las unidades de investigación y la investigación en red, consideradas por los autores clave para el éxito en investigación en Atención Primaria.

En la segunda sección, “Marco legal y ético”, dos capítulos proporcionan nociones sobre legalidad en investigación con población infantil y aspectos éticos de la misma. Abordan de manera clara y sencilla estos aspectos, imprescindibles para cualquier investigación clínica.

En la tercera parte, “Metodología de la investigación”, a lo largo de 6 capítulos, los autores exponen los diferentes pasos del método de trabajo de un proyecto de investigación: desde cómo plantear el problema o pregunta de investigación, formular la hipótesis e identificar los objetivos principales y secundarios, hasta cómo identificar los diferentes tipos de estudios de investigación… Dos capítulos que se dedican en exclusiva a nociones de tratamiento estadístico de los datos y su representación gráfica, de forma práctica y sencilla.

El cuarto apartado “Publicación de los resultados”, dedica tres capítulos a nociones tan interesantes y útiles para el investigador como el lenguaje a utilizar, las diferencias a tener en cuenta dependiendo de la forma de exposición del trabajo (póster, comunicación oral, artículo original), y un tema dedicado a cómo elegir la revista científica apropiada para el estudio.

La quinta y última sección, “Dónde y cómo encontrar la evidencia médica”, aborda a lo largo de dos capítulos la manera de realizar una búsqueda bibliográfica y las bases para la lectura crítica de un artículo científico.

Para finalizar, se aportan dos interesantes anexos: cómo elaborar un cuestionario para un trabajo científico y un glosario de términos utilizados en investigación.

Desde el Comité Editorial de Pediatría Integral queremos felicitar al coordinador de este libro, así como a sus autores y a sus patrocinadores, por el apoyo que supone a los pediatras de Atención Primaria que quieran investigar. La investigación desde Pediatría de Atención Primaria presenta multitud de obstáculos, difíciles de sortear en muchos casos (falta de tiempo, falta de apoyo institucional, falta de dotación económica…), pero estos obstáculos serán imposibles de saltar, sobre todo, si los propios pediatras se niegan a sí mismos la posibilidad de la investigación antes siquiera de intentarlo. Esta monografía parte de la base de que se puede realizar investigación clínica desde Pediatría Extrahospitalaria, dedicando parte de su contenido a reforzar esta afirmación, dando razones y exponiendo sus ventajas y puntos fuertes, a la vez que advierte sobre errores a evitar.
Por su espíritu de manual o guía práctica, esta monografía podría ser de ayuda también a los tutores de residentes, que deben imbuir en sus alumnos el interés por la investigación y ayudarles en sus primeros pasos como investigadores.d

Queremos contribuir a la máxima difusión de esta obra entre los pediatras y profesionales sanitarios. Deseamos que a nuestros lectores les parezca útil en su día a día.

 
 

Teresa de la Calle, Josep de la Flor, Jesús Pozo e Inés Hidalgo
Comité editorial de Pediatría Integral.

 

 
 

Novedades médicas 2024 1




F. Notario Herrero
Pediatra. Unidad de Pediatría y Adolescencia. Clínica Ntra. Sra. del Rosario. Grupo HLA. Albacete. Presidente de la SEMA.

 

Presentación en el Congreso de los Diputados del Pacto de Estado para proteger a los menores en el ámbito digital

El Pacto de Estado para proteger a los menores en el ámbito digital, una iniciativa promovida por la Asociación Europea para la Transición Digital (AETD), sigue tomado impulso. El 13 de febrero la AETD organizó su presentación con unas jornadas en el Congreso de los Diputados, que fueron inauguradas por la presidenta de la Cámara. En una mañana de trabajo y reflexión a la que asistió la SEMA, con la representación de su presidente. Se estructuró en varias mesas de debate e intervenciones.

En la primera mesa, los promotores del Pacto insistieron en la necesidad de una regulación que vaya mucho más allá del acceso de los menores a la pornografía y contenidos extremos. Decía Ana Caballero (vicepresidenta de la AETD) “ya se han terminado las excusas, pues tenemos herramientas para limitar el acceso de los menores a contenidos inapropiados”, en referencia al procedimiento que ultiman la Agencia Española de Protección de Datos y la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre.

Pero la pornografía no es el único problema. Mercantilización de datos, ciberacoso, adicción a redes. Con las redes sociales el acoso escolar se convierte en acoso en el hogar incluso si la víctima cambia de institución escolar.

La segunda mesa estuvo protagonizada por las Instituciones que han formalizado su apoyo a esta Propuesta de Pacto de Estado y dejó claro que los poderes públicos tienen mucho que hacer en este terreno todavía, aunque la situación haya mejorado en los últimos años. En la mesa participó, entre otros, Mar España, directora de la Agencia Española de Protección de datos.

La última mesa de debate de la jornada, fue la de los grupos parlamentarios, con la representación de cinco de ellos. Todos coincidieron en la necesidad de implicar a la industria de servicios y contenidos en la solución de los menores en internet. Legislación y familia, pilares de la política a desarrollar. El presidente de la AETD, Ricardo Rodríguez Contreras y la ministra de Juventud e Infancia, Sira Rego, fueron los encargados de cerrar la jornada.

 

Comité de Expertos para proteger a los menores de los riesgos de la tecnología

El Ministerio de Juventud e Infancia acaba de nombrar a los 50 miembros del comité de expertos que durante los próximos seis meses han de analizar el impacto de las tecnologías en los menores al tiempo que diseñaran un plan para proteger de los riesgos en internet y promueva el buen uso de los dispositivos digitales. La presidenta del comité es Ana Caballero (vicepresidenta de la Asociación Europea de Transición Digital (AETD), de la que habíamos hablado con anterioridad. Entre las 150 entidades que brindan su apoyo, se encuentra la Fiscalía General del Estado.

Ana Caballero hace hincapié en que las “big tech” (Google, Amazon, Meta o TikTok) quieren autorregularse, ser juez y parte, mientras que el Comité defiende una regulación estatal de las herramientas que afectan a los derechos fundamentales, por tanto del interés superior del menor.

Recordar llegados a este punto que la llegada del primer móvil para uso personal en España, llega en las puertas de la adolescencia en torno a los 10 años, que el 90,8 % de los adolescentes se conecta casi todos los días a internet y el 98 % está registrado en alguna red social.

El cometido del comité es diseñar una hoja de ruta para la promoción de un entorno digital seguro para los adolescentes. Para ello se pondrán sobre la mesa estudios recientemente publicados, tanto desde un punto de vista sociológico como neurocientífico, sobre cuestiones como el tiempo que los adolescentes dedican a los dispositivos, los efectos sobre la salud mental, el abordaje que se plantea desde los centros educativos y los problemas de las familias para implicarse en el uso que sus hijos hacen sobre todo de los smartphones por la falta de conciliación.

En palabras de la ministra Rego “La exposición de los menores a las pantallas es uno de los temas más candentes, lo que está sucediendo supone una nueva configuración de las relaciones sociales…”

Uno de los miembros destacados de este comité es la Dra. María Salmerón, coordinadora y autora del plan digital familiar de la Asociación Española de Pediatría, miembro de la SEMA y subdirectora de ADOLESCERE, recientemente.

 

Bienestar mental del adolescente

Cada 2 de Marzo celebramos el Día Mundial del Bienestar Mental de Jóvenes y Adolescentes La iniciativa se puso en marcha en 2020, con el objetivo de sensibilizar acerca de los problemas relacionados con la salud mental a los que hacen frente muchos adolescentes. Es crucial entonces reflexionar sobre este aspecto fundamental para su desarrollo integral y su capacidad para enfrentar los desafíos en su vida, así como proporcionarles herramientas para gestionar sus emociones y promover una salud mental positiva. El Informe #Rayadas, de la Fundación Manantial expone que durante el año 2023 el 16 % de los jóvenes españoles consideró su salud mental “mala o muy mala”, en comparación con el 6 % que lo consideraban en 2017 y transmitieron situaciones de depresión, ansiedad, TCA y TOC.

El comité de salud mental de la Asociación Española de Pediatría (AEP), en el que también está representada la SEMA con la presencia de su presidente, a través de su coordinadora la Dra. Paula Armero, comentaba a ConSalud.es, que uno de los principales retos a los que se enfrentan los adolescentes hoy en día es la violencia, tanto física como psicológica, que puede tener un impacto muy importante en su bienestar mental.

Los hogares desestabilizados, el mal uso de las redes sociales, entre otros, son condicionantes del equilibrio mental en nuestros adolescentes.

Una herramienta clave frente a conflictos es la educación en inteligencia emocional, que les aporta no solo habilidades para manejar sus propias emociones de manera saludable, sino que también promueve la empatía, la resiliencia y la autoestima.

Además nos recuerda la Dra. Armero, que esta educación se debe integrar de manera holística en el entorno educativo no solo a través de programas específicos.

Asimismo, es importante involucrar a los padres en este proceso, ofreciéndoles recursos y apoyo para promover la inteligencia emocional en el hogar y reforzar lo que se enseña en el centro educativo. Nada mejor por tanto que conocer como afectan los trastornos y patologías mentales a los adolescentes para poder abordarlas con éxito.

 
 

 
 

Autoregistros


Autoregistros

por
Estudiante, 14 años

 

En la entrevista clínica no siempre conseguimos oír y escuchar lo que realmente pasa por la mente de la persona con la que hablamos. Hay silencios, frases que no se terminan, miedo a decir algo o a no ser comprendido, expresiones contradictorias, torpeza expresiva, pensamientos delirantes… a estas dificultades se añaden las derivadas de su nivel de inteligencia emocional o cognitiva.

Nunca hemos dicho que sea fácil hablar con adolescentes. Afortunadamente tenemos recursos. El primero es ganarse la confianza y “adivinar” lo que se nos quiere decir. Lo segundo es empatizar y acercarnos a lo que está pasando por su mente. A algunos adolescentes les han pasado cosas muy duras que les han cambiado la comprensión del mundo y les dificulta las relaciones con los demás y sobre todo con los adultos que han sido los que les han traicionado.

Uno de los recursos disponibles que suele dar buenos resultados son los autoregistros. Son narraciones de lo que puede ocurrir a lo largo del día o de la noche y que pueden tener relación con estados emocionales o pensamientos disruptivos. Algunos adolescentes tienen muchas dificultades tanto para hablar como para escribir y esto dificulta el componente terapéutico.

Adjuntamos una narración breve, fotografiada de un cuaderno de una persona de 14 años con numerosos acontecimientos negativos tanto en su vida familiar como personal que estaban impidiendo su buen desarrollo psicosocial. Es un ejemplo, incompleto, de emociones descritas que nos ayudan a comprender los estados por los que pasa a lo largo de un día.

 

Comité editorial de Adolescere

 

Escrito original de la paciente

 

 

 
 

“Mi hijo se queja de dolor en la cadera…”


 

“Mi hijo se queja de dolor en la cadera…”

L. Rodríguez Molinero.
Doctor en Medicina. Pediatra acreditado en Medicina del Adolescente por la AEP. Centro Médico Recoletas La Marquesina. Valladolid.

 

 

Las quejas por dolores articulares o musculares son muy frecuentes en la adolescencia. Las razones de la queja hay que buscarlas en el estilo de vida de esta etapa, asociada a múltiples actividades lúdicas o deportivas que inducen con frecuencia la sobresolicitación del aparato locomotor, además de malas posturas y uso-abuso de mochilas, en ocasiones con exceso de peso. Otras causas son la presencia de un crecimiento acelerado, los cambios hormonales y algunas razones endocrinológicas facilitadoras de la vascularización y metabolismo del hueso.

Para comprender bien el dolor de cadera es importante conocer su anatomía y función. Se trata de una articulación entre la cabeza femoral y la pelvis. Tiene una cápsula articular y un ligamento interno (Fig. 1), está rodeada de músculos encargados de dar movilidad a la articulación (Fig. 2) y soporta el peso que le transmite la columna vertebral. Por tanto, cualquier daño que afecte a huesos, cápsula articular, tendones o músculos de la zona, se manifestará con molestias o dolores localizados. Una consideración: en el cuerpo humano, en no pocas ocasiones, el daño producido en una zona puede manifestarse por dolores o molestias en otra zona corporal. Por ejemplo, en este caso, molestias de rodilla pueden expresar una lesión en la cadera, sin olvidar que el esqueleto humano recibe la influencia de la biomecánica para mantener el equilibrio y la función, de forma que al andar o moverse cada hueso y músculo tienen una función solidaria que permite un resultado eficaz del movimiento.

El dolor es un síntoma que hay que atender siempre, porque indica que hay un fallo en alguna función, independientemente de que afecte al bienestar físico, psíquico y social del adolescente. En una palabra, es una queja del cuerpo ante una lesión o daño orgánico o funcional. La respuesta del adolescente al dolor es muy variable, oscilando desde los que lo soportan bien a aquellos que hacen un drama y explotan el síntoma para lograr beneficios adicionales, datos que hay que tener en cuenta para la valoración y el tratamiento más ajustado a la realidad clínica y psico-social.

No vale, por tanto, minusvalorarlo. En la práctica clínica hacemos algunas preguntas para aquilatar y poder interpretar mejor la queja: ¿En qué zona de la cadera se produce? ¿Desde cuándo? ¿Qué actividad física se ha realizado en los últimos días? ¿Cuáles son las actividades deportivas? ¿Tiene dolores en otras articulaciones? ¿A qué cree que se ha debido? ¿Tipo de zapatillas o atuendo deportivo usado? ¿Estos episodios se han producido en otras ocasiones? ¿En el último año ha crecido mucho? ¿El dolor es continuo o intermitente, por el día o las noches y si es por la noche, le impide dormir? ¿Le produce algún tipo de cojera o dificultad al andar? ¿Ha habido en los días previos algún proceso infeccioso vírico-respiratorio? ¿O algún traumatismo en días previos? ¿Hay alguien en la familia con enfermedades neuromusculares o esqueléticas?…

Con estos datos pasamos a explorar. Lo primero sería observar si hay alguna anomalía estructural esquelética, presencia de sobrepeso-obesidad y tipo de marcha, si la situación lo permite, para observar las dificultades para desplazarse. También podemos ver si hay áreas enrojecidas, inflamadas, presencia de hematomas, o dolor a la palpación o presión manual en la zona de la cadera afectada. Solicitamos que mueva la pierna de forma activa hacia arriba, abajo o lateralmente. Después, es el médico quien mueve la pierna en flexión, extensión, separación, aproximación y rotación. Comparando si hay diferencia con la cadera sana, en caso de ser unilateral. Con estos datos se puede hacer un diagnóstico aproximado de la importancia y relevancia del dolor y proponer alguna recomendación. Se puede solicitar, si se considera necesario, alguna prueba de imagen (ecografía, radiografía, RMN o TAC) para afianzar el diagnóstico de sospecha y aquilatar la benignidad o severidad del dolor.

¿A qué se deben estas molestias?

Hay muchas razones, algunas conocidas y otras aún no. El crecimiento acelerado, algunas prácticas deportivas no bien supervisadas ni dirigidas, el uso inapropiado de ropa deportiva, preferentemente calzado, y algunas razones endocrinas. También se describen causas vasculares que contribuyen al mal aporte sanguíneo a la cabeza femoral o zonas de crecimiento del hueso (epífisis).

La sinovitis transitoria de la cadera es la entidad clínica más frecuente por la que se quejan algunos adolescentes. Es benigna, la mayoría de las veces es unilateral y suele ceder con reposo físico y la toma de algún analgésico.

En ocasiones podemos oír que estas molestias se deben al “crecimiento”. No hay razones para tal atribución, y la razón de este argumento es la coincidencia con la etapa de estirón puberal. Se trata de un “cajón de sastre” para justificar una molestia cuya causa no vemos ni comprendemos. En tal caso se tratan de la misma forma: reposo y analgésicos.

¿Cuándo debo preocuparme?

En caso de persistir el dolor o de que se cronifique, si las molestias aumentan de intensidad o impiden el desarrollo de la vida normal del adolescente, aparezcan signos de inflamación claros (enrojecimiento, inflamación), malestar general, cojera significativa y sobre todo fiebre, se impone una consulta con el especialista y la realización de pruebas de imagen y análisis.

Detrás de un dolor de cadera, el médico piensa en otras situaciones, poco frecuentes, ante las cuales hay que estar atentos y derivar al especialista: el deslizamiento de la cabeza femoral (epifisiolisis), el desarrollo anormal de la cadera (displasias de cadera), la destrucción de la cabeza femoral (Enfermedad de Perthes)… Sin olvidar aquellas afecciones que afectan a todo el sistema articular y que cursan con afectaciones no solo de la cadera, sino de otros órganos.

¿Cómo actuar?

La recomendación primera en toda patología osteomuscular es el reposo. Lograr que la unidad articulación-músculo permanezca un tiempo inactiva permite la recuperación funcional. No siempre se puede lograr en jóvenes muy activos o entusiastas de una actividad deportiva exigente. Los analgésicos tipo paracetamol o ibuprofeno pueden ayudar a lograrlo.

Otras medidas, como llevar unos días muletas para descargar el peso en la cadera, el uso de calor local o la colocación de la cadera elevada mediante almohadilla durante el reposo nocturno, también son recomendables.

Algunos ejercicios indicados por el fisioterapeuta contribuyen a mejorar también esta situación.

¿Cuándo incorporarse a la actividad normal?

Cuando el dolor haya desaparecido y la movilidad articular se haya recuperado completamente. Conviene que el acceso a la vida anterior se haga progresivamente y, si hay posibilidad, seguir las indicaciones de entrenadores o responsables deportivos.

 

Referencias

  1. Ignacio Martínez Caballero y María Galán Olleros. Sinovitis transitoria de cadera. En familia AEP. https://enfamilia.aeped.es/temas-salud/sinovitis-cadera
  2. Alonso Hernandez J. Evaluación del niño con cajera. Pediatr Integral 2014; XVIII (7): 456-467. https://www.pediatriaintegral.es/publicacion-2014-09/evaluacion-del-nino-con-cojera/.

 

Figura 1. Anatomía de la articulación de la cadera

Fuente: https://www.droscartendero.com/es/cirugia-de-cadera/cirugia-conservadora-de-cadera

 

Figura 2. Musculatura más importante de la articulación de la cadera

Fuente: https://www.kenhub.com/es/library/anatomia-es/cadera-y-muslo

 

 


Boni, el pastor

 

Boni, el pastor

E. Clavé Arruabarrena.
Medicina Interna. Experto en Bioética. Hospital Donostia. Guipúzcoa.
Blog: relatoscortosejj

 

Ilustración: Omar Clavé Correas.

 

El miércoles 1 de noviembre acudí al cementerio como todos los años; coincidí con mi hermano en la tumba de mis padres, juntos adecentamos el panteón y colocamos unos ramos de flores. Pasamos un buen rato riéndonos de algunas travesuras que nos vinieron a la memoria. Luego me echó en cara que llevase tanto tiempo sin venir al pueblo: “Jo, no puede ser que solo nos veamos de ciento en viento”, dijo. Traté de excusarme respondiéndole que, entre las consultas del ambulatorio y las guardias, apenas tenía tiempo, pero, por dentro, yo sabía que él tenía razón.

Antes de despedirnos, me invitó a comer en su casa el día de Santa Cecilia; entonces recordé cómo nuestro padre solía pedirle a Boni, el pastor, que sacrificara al mejor recental de su rebaño para que nuestra madre lo cocinara ese día. No me pude negar a la invitación, pero le puse la condición de que me dejara traer a mí el cordero estofado. Después nos abrazamos, tomé el coche y partí para la ciudad.

El sábado siguiente llamé por teléfono a casa del pastor. Su mujer, Matilde, se puso muy contenta al escuchar mi voz, hacía mucho tiempo que no sabía nada de mí y me preguntó por el trabajo y por la familia. Después de ponernos al día de nuestras vidas, le expliqué que quería comprarle un cordero a Boni.

– Oh, ya lo siento – me respondió. Mi marido no está en casa. Ha subido al monte con las ovejas y no regresará hasta dentro de un par de días.

En ese mismo instante me vino a la cabeza algo que estaba deseando hacer desde hacía varios años: recorrer de nuevo los caminos de la infancia que yo tanto extrañaba.

– No te preocupes – le dije. Mañana tengo el día libre y subiré para hablar con él y, de paso, le daré una sorpresa.

Al saberlo, me previno de posibles riesgos en el camino, me comentó cómo la semana anterior un ventarrón había derribado bastantes árboles y todavía podrían desprenderse algunas ramas o algún tronco.

–Gracias, Matilde. Eres un amor de mujer –le dije antes de apagar el móvil.

Conocía al matrimonio desde que yo era un chiquillo. Entonces ya me parecían mayores, ahora debían ser bastante viejos, posiblemente tendrían más de ochenta años. No tenían hijos, pero recuerdo que los niños siempre éramos bien recibidos en su casa. La chavalería del pueblo solíamos caminar hasta la aldea donde vivían los días que no teníamos otra cosa mejor que hacer. Al llegar, llamábamos a la puerta de su casa y Matilde –una mujer cariñosa, de cara rechoncha y risueña– nos invitaba a pasar al interior de la cocina donde nos ofrecía queso o leche de oveja recién ordeñada. Si no conocía a alguno de los que nos habíamos acercado aquel día, no se quedaba satisfecha hasta saber quiénes eran sus padres o sus abuelos. Luego, Boni –un hombre fibroso, bajo de estatura y de carácter ameno– nos enseñaba los corderitos que habían nacido esas semanas y hacía la vista gorda cuando lanzábamos pequeños guijarros a las gallinas haciéndolas huir despavoridas. Ambos eran esencialmente bondadosos y tenían una paciencia infinita con nosotros.

El domingo me levanté temprano por la mañana; todavía no había amanecido cuando monté en el coche bien pertrechado de ropa de abrigo y de un walkie-talkie, ya que en esa zona del monte no existe cobertura para los móviles. No me detuve al llegar a la aldea y continué hasta llegar al límite del camino rural. En el lugar donde terminaba la pista aparqué el vehículo, luego me puse la zamarra y me adentré en la espesura del bosque sintiendo la misma emoción que de joven cuando me aventuraba en solitario por los intrincados senderos por los que resultaba tan fácil perderse, estaba deseando estar con mi buen amigo después de tanto tiempo sin vernos.

Mientras caminaba, por donde quiera que mirase, podía comprobar los daños causados por la tormenta: troncos, ramas de gran tamaño, incluso árboles arrancados desde su raíz se hallaban desperdigados por la tierra. Pese al destrozo causado por el temporal, el paisaje otoñal mantenía intacta su belleza. Las veredas, flanqueadas de helechos, se hallaban alfombradas de millares de hojas secas amarillas, ocres, algunas pocas arreboladas.
En algunos de los claros del bosque se amontonaban arbustos de brezo que todavía conservaban algunas de sus flores rosadas y, desde esos lugares, se podía apreciar cómo cientos de árboles tapizaban el monte de tonalidades verdes, amarillas y rojas. También pude contemplar varios acebos con sus drupas rojas, así como un enebral cuyos matojos estaban repletos de bayas negras.

Al salir del bosque, avisté pequeños grupos de ovejas que pastaban dispersas en la dehesa. Conforme me fui acercando a la cabaña del pastor tuve un mal presentimiento, me resultaba extraño que ninguno de los perros hubiera salido a mi encuentro. Cuando llegué a los corrales, aparecieron ladrando. Boni no estaba con ellos. Traté de calmarles, pero me resultó imposible, estaban muy inquietos y no paraban de ladrar. De pronto comprendí que con sus movimientos y con sus ladridos querían guiarme hacia algún lugar. Les seguí hacia una zona arbolada de las cercanías y me temí lo peor al ver el cuerpo de Boni en el suelo junto a una rama de tamaño considerable que parecía haberle golpeado: había restos de sangre seca en su cabeza y presentaba rasguños y magulladuras en el rostro. Enseguida comprobé que seguía respirando y sentí un gran alivio. Cuando él me vio, trató de hablarme, pero de su boca solo salían unos sonidos incomprensibles y, aunque movía las extremidades, era incapaz de enderezarse. Su cara y sus manos estaban muy frías; me quité la pelliza y lo abrigué.

– Tranquilo Boni, no te muevas –le dije. Ahora mismo llamaré a los guardas rurales y te llevaremos al hospital.

Mientras hablaba con ellos por el transmisor de radio, observé que los perros se habían aproximado al pastor y, después de lamerle la cara durante un buen rato, se acomodaron a su alrededor proporcionándole calor. Preocupado, me pregunté cuánto llevaría en ese estado y si aún estaríamos a tiempo de salvar su vida.

Esperando al equipo de rescate desfilaron por mi mente escenas e imágenes de mi infancia donde Boni me enseñaba a reconocer el rastro de los jabalíes y a orientarme en el bosque, a distinguir los trinos de las aves, a disfrutar de la sombra los días de mucho calor, a recoger los frutos silvestres, a vadear las torrenteras sin dejarme arrastrar por la fuerza de la corriente. Viendo sus manos callosas recordé cómo me había adiestrado a coger los insectos sin dañarlos y a recolectar setas, así como a distinguir algunas plantas con usos medicinales de las venenosas. Algunas veces, como cuando encontrábamos un lagarto sobre una piedra calentándose al sol, me pedía que lo contemplara en silencio, que no lo molestara, que respetara su reposo. Aquel sabio pastor que ahora yacía junto a mí me había iniciado en el conocimiento de la naturaleza y me había preparado para vivir en armonía con ella.

Luego recordé cómo había días en los que se me caía el mundo encima y me sentía desdichado y muy solo. Cuando eso sucedía solía subir al monte para estar un rato con Boni y hablábamos de los amigos o de mis primeros escarceos con las chicas; él, con palabras sencillas, me explicaba los misterios del deseo y del amor y distinguía las compañías de la verdadera amistad. Y siempre quería saber cómo me iba en la escuela. Insistía en que aprovechara la oportunidad que tenía de seguir estudiando y me ponía el ejemplo de su propia vida: la muerte prematura de sus padres había frustrado la posibilidad de que pudiera ejercer alguna ingeniería, teniendo que ponerse a trabajar siendo todavía un niño. Y no es que se quejase de que su vida hubiera sido una amargura por no haber podido culminar uno de sus sueños; muy al contrario, siempre había sabido disfrutar de su trabajo y se consideraba una persona feliz en el monte con sus ovejas.

Pero lo que yo más apreciaba de Boni era su bondad. Siempre tenía una frase amable tanto para los vecinos como para los forasteros y, en cualquier momento, estaba dispuesto a ayudar a quien lo necesitase sin pedir nada a cambio. Nunca le escuché una mala palabra contra nadie. Incluso si la persona que estaba delante le había ofendido, se esforzaba en comprender el porqué de su comportamiento. Decía que algunas personas desconfiaban de todo y de todos, y que eso les causaba un profundo malestar, les agriaba el carácter y hacía que sus vidas en el mundo que habitábamos fuese más difícil.

Boni había sido una verdadera enciclopedia para mí. Me había enseñado no solo a contemplar la naturaleza respetándola, sino que, gracias a su sabiduría natural, había guiado alguno de mis primeros pasos por los caminos de la vida.

Uno de los miembros del equipo de rescate le colocó un suero en uno de los brazos y, tras acomodarlo en el interior del helicóptero, me pidió los datos identificativos del pastor. Luego, el aparato despegó verticalmente y yo lo seguí con la mirada hasta que desapareció en el cielo. Me estremecí al pensar que el tiempo de mi viejo amigo quizá se estuviera acabando. Temí por su mujer, ¿qué sería de ella?, ¿cómo se arreglaría sin Boni? Dejé a los perros cuidando del ganado y me dirigí a la aldea con la intención de ayudar a Matilde en todo lo que pudiera requerir.

Por el camino abracé a una haya centenaria y, como si fuera una diosa del bosque, le rogué para que arropara a mi querido pastor. En ese momento se levantó una suave brisa que parecía susurrar su nombre… y unas lágrimas se deslizaron por mi rostro.