Virus del papiloma humano


L. Rodríguez Molinero.
Doctor en Medicina. Acreditado en Medicina de la Adolescencia. Experto Universitario en Vacunas por la Universidad Complutense de Madrid.

 
 

Mi hija está citada en su Centro de Salud para vacunarse contra el Virus del Papiloma Humano (VPH). He oído hablar mal de esa vacuna. Me piden el consentimiento y no sé para qué sirve

Las vacunas son la herramienta de prevención que más vidas humanas ha salvado desde que se conocen. Gracias a ellas casi han desaparecido enfermedades tan graves como la difteria, el tétanos, la polio o el sarampión, por citar algunas.

En cuanto a la vacuna del VPH, es la primera vacuna que es capaz de prevenir el cáncer de cuello uterino (CCU), que es causa de que al año mueran cerca de setecientas mujeres en España.

El VPH es un virus que existe en el área genital, el pene y el ano de los varones, y en la vulva y la vagina de las mujeres, así como en la mucosa bucal. Muchas veces es inapreciable externamente, pero otras puede producir unas lesiones que recuerdan las verrugas vulgares.

La inmensa mayoría de las veces, los portadores no son conscientes de que tienen el virus, porque apenas da síntomas. El VPH se contagia a través de relaciones sexuales (RS) y es causa necesaria para producir el CCU.

Cuando el virus llega al cuello uterino se acantona en las células e induce la transformación celular que origina el tumor. El crecimiento de estas células tumorales es lento, por lo que tarda muchos años en manifestarse. Si ese virus se neutraliza por efecto de esta vacuna, se impide el desarrollo del cáncer de cuello de útero.

Los investigadores han desarrollado la vacuna, de la que se han puesto en el mundo varios millones de dosis, por lo que están suficientemente probados su inocuidad, su eficacia y la ausencia de efectos adversos relevantes.

Algunas opiniones en contra se deben a prejuicios o a desconocimiento. No es de extrañar que algunas madres, preocupadas por el desarrollo de sus hijas, se hagan estas preguntas relacionadas con los comportamientos sexuales. Pero deben saber que esto no induce a las niñas a mantener relaciones sexuales precoces. Es importante una adecuada formación en materia de educación afectiva, que debe producirse desde todo el desarrollo de la niña o el niño.

En alguna ocasión hemos podido preguntar por qué tienen que ser las chicas y no los chicos los que se pongan la vacuna, cuando son los varones los que transmiten el virus. La razón es que son las mujeres las que van a padecer cáncer de cuello de útero. En varones está autorizada la vacunación, pero para prevenir las verrugas genitales producidas por unos serotipos de VPH.

La edad ideal para la vacunación, para garantizar el cien por cien de su éxito, debe ser antes de que haya habido relaciones sexuales. La realidad social es que cada vez los chicos y las chicas se inician antes en la vida sexual activa, y que suelen tener varias parejas. Por eso se recomienda poner la vacuna entre los 11 y los 14 años.

En fin, los diálogos entre padres e hijos son muy interesantes en este sentido, ya que se nos plantean cuestiones relativas a costumbres, hábitos y valores con los que no siempre estamos de acuerdo. Pero, de acuerdo o no, debemos tomar una actitud preventiva ante la realidad social. Es un buen momento de recordar la importancia que tiene la educación sexual y afectiva, que aún en pleno siglo XXI sigue siendo un tema pendiente de abordar.

Las vacunas son la herramienta de prevención que más vidas humanas ha salvado desde que se conocen. Gracias a ellas casi han desaparecido enfermedades tan graves como la difteria, el tétanos, la polio o el sarampión, por citar algunas.

En cuanto a la vacuna del VPH, es la primera vacuna que es capaz de prevenir el cáncer de cuello uterino (CCU), que es causa de que al año mueran cerca de setecientas mujeres en España.

El VPH es un virus que existe en el área genital, el pene y el ano de los varones, y en la vulva y la vagina de las mujeres, así como en la mucosa bucal. Muchas veces es inapreciable externamente, pero otras puede producir unas lesiones que recuerdan las verrugas vulgares.

La inmensa mayoría de las veces, los portadores no son conscientes de que tienen el virus, porque apenas da síntomas. El VPH se contagia a través de relaciones sexuales (RS) y es causa necesaria para producir el CCU.

Cuando el virus llega al cuello uterino se acantona en las células e induce la transformación celular que origina el tumor. El crecimiento de estas células tumorales es lento, por lo que tarda muchos años en manifestarse. Si ese virus se neutraliza por efecto de esta vacuna, se impide el desarrollo del cáncer de cuello de útero.

Los investigadores han desarrollado la vacuna, de la que se han puesto en el mundo varios millones de dosis, por lo que están suficientemente probados su inocuidad, su eficacia y la ausencia de efectos adversos relevantes.

Algunas opiniones en contra se deben a prejuicios o a desconocimiento. No es de extrañar que algunas madres, preocupadas por el desarrollo de sus hijas, se hagan estas preguntas relacionadas con los comportamientos sexuales. Pero deben saber que esto no induce a las niñas a mantener relaciones sexuales precoces. Es importante una adecuada formación en materia de educación afectiva, que debe producirse desde todo el desarrollo de la niña o el niño.

En alguna ocasión hemos podido preguntar por qué tienen que ser las chicas y no los chicos los que se pongan la vacuna, cuando son los varones los que transmiten el virus. La razón es que son las mujeres las que van a padecer cáncer de cuello de útero. En varones está autorizada la vacunación, pero para prevenir las verrugas genitales producidas por unos serotipos de VPH.

La edad ideal para la vacunación, para garantizar el cien por cien de su éxito, debe ser antes de que haya habido relaciones sexuales. La realidad social es que cada vez los chicos y las chicas se inician antes en la vida sexual activa, y que suelen tener varias parejas. Por eso se recomienda poner la vacuna entre los 11 y los 14 años.

En fin, los diálogos entre padres e hijos son muy interesantes en este sentido, ya que se nos plantean cuestiones relativas a costumbres, hábitos y valores con los que no siempre estamos de acuerdo. Pero, de acuerdo o no, debemos tomar una actitud preventiva ante la realidad social. Es un buen momento de recordar la importancia que tiene la educación sexual y afectiva, que aún en pleno siglo XXI sigue siendo un tema pendiente de abordar.

 
 

 
 

Mi hija tiene 15 años y ha empezado a fumar


L. Rodríguez Molinero.
Pediatra Acreditado en Medicina de la Adolescencia por la AEP. Hospital Campo Grande. Valladolid.

 
 

2. Mi hija tiene 15 años y ha empezado a fumar

Ésta es una queja que oímos con frecuencia, y que lleva implícita la pregunta de qué se puede hacer para evitarlo. Lo primero que debemos preguntarnos es en qué contexto surge el problema. Los adolescentes fuman si en su entorno familiar, escolar o social también se fuma.

Es un hecho constatado que junto al adelanto de la madurez biológica, se acompañan otros “adelantos” como son la edad de consumo de sustancias legales o ilegales, o el inicio de relaciones sexuales.

El comienzo de casi todos los hábitos tóxicos sociales se ha adelantado respecto a generaciones anteriores. Si nos acercamos al Observatorio Nacional de Drogas encontramos que la media de inicio en el hábito de fumar se ha adelantado en los últimos quince años.

Lo prudente ante una situación así es no alarmarse, dado el ambiente en que en ocasiones se mueven los adolescentes y el afán de algunos de ellos por manifestar comportamientos adultos, deseosos de aparentar ser mayores.

Los padres suelen empezar a pensar en un tabaquismo precoz, con todos los miedos en relación con la salud que ello supone, y sobre todo si ha habido antecedentes familiares.

La postura mas adecuada desde el punto de vista educativo y preventivo es mantener una buena relación con el hijo (o hija en este caso) de forma que no se interrumpa la comunicación y que se pueda mantener un diálogo sobre cualquier aspecto relacionado con la salud o cualquier otro tema. A partir de ahí, comentar los problemas de salud del tabaquismo. Seguro que ella los conoce, pero dichos en el contexto familiar pueden tener mas influencia. El ejemplo es siempre una buena pedagogía, y si los progenitores son fumadores, hacer un plan para dejarlo. Es muy fácil que con el ejemplo se arrastre al hijo. Los métodos autoritarios o represivos está demostrado que no son eficaces, sino que suelen ser contraproducentes. Sin duda la adolescente irá descubriendo que fumar no aporta ningún beneficio a su salud ni física ni psíquica ni socialmente, y este descubrimiento le hará cambiar.

 
 

 
 

Tengo un hijo de 14 años al que desde hace varios meses encuentro muy nervioso; ha cambiado mucho su carácter


L. Rodríguez Molinero.
Pediatra Acreditado en Medicina de la Adolescencia por la AEP. Hospital Campo Grande. Valladolid.

 
 

1. Tengo un hijo de 14 años al que desde hace varios meses encuentro muy nervioso; ha cambiado mucho su carácter

Nerviosismo es un término muy genérico que alude a un estado mental de tensión o de ansiedad. Nuestro lenguaje es muy preciso, y distingue entre ser nervioso y estar nervioso. “Ser nervioso” se refiere a una forma de ser y “estar nervioso” se refiere a una situación temporal de nerviosismo, tensión o ansiedad. En este caso, parece que se trata de una situación temporal. Son muchas las causas que pueden desencadenar una situación así durante la adolescencia media (14-16 años): la presión académica, ciertas situaciones familiares como crisis de los padres, deseos de libertad, rechazo de autoridad paterna, descubrimiento de la sexualidad, enamoramientos, labilidad emocional, conflictos entre amistades…

Las consecuencias de esta situación se van a notar en el rendimiento académico y en cambios de conducta, tanto en casa como en el colegio. Incluso con los amigos, en el cuidado personal (se cuidan menos), en alteraciones del sueño, el apetito etc.

Los padres debemos ser comprensivos y flexibles para encontrar una ayuda eficaz, y no ser insistentes ni pesados pretendiendo que el adolescente nos confíe su intimidad de una manera forzada.

En la mayoría de los casos hay que comportarse con normalidad ante la situación; estar abiertos a las sugerencias que nos hagan; que los jóvenes noten nuestra compañía, cercanía e incondicionalidad.

Existen varios signos de alarma que nos deben hacer extremar la observación: Ausencias escolares repetidas, con deterioro importante del rendimiento escolar. Cambios de amigos de forma brusca y repentina sin motivo que lo justifique.

Alteraciones en el sueño, pérdida o aumento del peso. Alteraciones de la personalidad. Hacer referencia o bromas sobre el suicidio. Usar y abusar de sustancias prohibidas. Tener constancia de robos, peleas o agresiones……

Si el deterioro personal, familiar o escolar fuera importante hay que buscar la ayuda especializada de un médico. Éste tiene que estar debidamente entrenado para escuchar y atender a un adolescente. Éste busca en él a un adulto que le ayude a interpretar que lo que le sucede es que el crecer, dejar de ser niño y pasar a adquirir responsabilidades propias de los catorce años supone una crisis. La tensión y la ansiedad son parte de esa crisis, que le ayudará a madurar.

 

 

 
 

2. ¿Cuándo hablar de sexualidad en la adolescencia?


L. Rodríguez Molinero.
Pediatra Acreditado en Medicina de la Adolescencia por la AEP. Hospital Campo Grande. Valladolid.

 
 

2. ¿Cuándo hablar de sexualidad en la adolescencia?

Hay muchos padres preocupados por este tema porque consideran que forma parte de sus obligaciones educativas. Recientemente se ha publicado en un periódico de amplia difusión, una noticia relacionada con el poco tiempo que dedicamos los médicos a tratar temas de sexualidad con los adolescentes (http://www.elmundo.es/salud/2013/12/31/52c1d61e268e3ee4148b4590.html).

La sociedad contempla la sexualidad entre dos polos opuestos: la erotofilia y la erotofobia. Todavía sigue siendo tabú el abordar estos asuntos en la familia, la escuela o los propios medios de difusión. El adolescente sufre más que nadie esta ambivalencia. Los médicos y el sistema no es ajeno a esta bipolaridad, por eso no se trata con la naturalidad que debiera este tema en las consultas.

Educar es trasmitir hábitos costumbres y valores. Todo esto se realiza desde que el niño nace. Se educa más por las actitudes que por los discursos. Lo que el niño ve desde pequeño y lo que oye le van a llevar a hacer preguntas y es donde tenemos que responder a su curiosidad. Si el niño no hace preguntas es porque algo ha observado que le lleva a inhibir su curiosidad. A partir de esos aprendizajes precoces se irá desarrollando una valoración natural o inhibida. Cuando llegue el despertar adolescente, no será fácil recuperar aquella inocente espontaneidad infantil si educativamente no se ha desarrollado. La educación sexual está unida al desarrollo emocional y afectivo y este se produce a lo largo de toda la vida, especialmente en la infancia más temprana. La sexualidad pues, está unida a los sentimientos.

No hay que esperar a la adolescencia para hablar con los hijos sobre sexualidad

Tenemos muchas oportunidades para hablar. Cuando se comenta una noticia de los periódicos, cuando se ven escenas en cualquier medio audiovisual, cuando observamos imágenes publicitarias relacionadas con el condón, cuando se abusa de la figura femenina como reclamo publicitario, en las noticias sobre violencia doméstica o de género, etc.

No es raro que los hijos se interesen por cómo, dónde o a que edad se conocieron los padres y a partir de aquí se puede iniciar un diálogo lleno de curiosidad y pedagogía familiar. No desaprovechar esa oportunidad porque dará origen a más curiosidad y más amor hacia sus padres. Es ahí donde manifestamos nuestras actitudes pedagógicas. Si los padres somos el primer modelo de conducta para nuestros hijos, también lo seremos en la sexualidad, porque entre otras cosas tenderá a imitar nuestra conducta. La paradoja es que los padres en muchos casos mantienen actitudes ambivalentes, tímidas o hipócritas y son captadas enseguida por los hijos produciéndoles conflictos.

Los médicos que tratamos con adolescentes estamos entrenados y hablamos, cuando procede, de la vida íntima y privada y en ocasiones provocamos el diálogo cuando sospechamos que puede haber algún factor que nos puede ayudar a entender los problemas del hijo.

Hay mucho material educativo publicado y accesible para todas las edades. Si los padres no se consideran preparados por haber sido víctimas de una educación poco adecuada, pueden recurrir a estos materiales que facilitan la información y la formación de los hijos. Si Ud. cree que su hijo se beneficiaría de un abordaje clínico, busque algún profesional que le ayude.

 
 

 
 

1. ¿Por qué mi hijo se queja tanto de la rodilla?


L. Rodríguez Molinero.
Pediatra Acreditado en Medicina de la Adolescencia por la AEP. Hospital Campo Grande. Valladolid.

 
 

1. ¿Por qué mi hijo se queja tanto de la rodilla?

El dolor de rodilla en adolescentes entre 10 y 15 años es muy frecuente. Suelen darse en chicos muy activos y en etapa de crecimiento acentuado. Los deportes más practicados son el futbol, balonmano, baloncesto, voleibol y en general aquellos en los que la flexo-extensión de la rodilla es una práctica constante. Se describe mas en varones que en mujeres porque son ellos las que practican en mayor número estos deportes. El dolor suele ser más manifiesto al final de un día de actividad intensa, incluso por la noche.

¿A qué se debe? Si tuviéramos una radiografía delante, observaríamos el cartílago de crecimiento en la parte superior de la tibia, justo donde se inserta uno de los tendones más potentes del cuerpo, el cuádriceps, que llega desde la rótula.

Esto ocasiona una inflamación de la zona que da el nombre al proceso: osteocondritis.

Si observamos la imagen derecha, se aprecia un “desprendimiento” óseo a nivel de la meseta tibial y que se continúa con el cartílago de crecimiento. Este mismo lugar coincide con la zona dolorida y más cuando se ejerce una presión. La flecha marca el lugar del dolor. Esta imagen es muy característica y se encuentra en las radiografías.

En la imagen izquierda, una fotografía del natural, se aprecia una leve tumoración que es dolorosa a la presión y que no es más que la manifestación externa de la radiografía descrita.

¿Cómo se diagnostica? La mayoría de las veces, son los síntomas clínicos los que nos dan el diagnostico. En raras ocasiones hay que recurrir a la radiografía para descartar otros procesos o cuando la respuesta al tratamiento no ha sido la esperada.

¿Qué tratamiento precisa? Se consiguen buenos resultados con reposo físico mediante una rodillera o un vendaje simple que facilite la inmovilización de la rodilla. Los analgésicos tipo paracetamol o ibuprofeno a las dosis adecuadas a su edad y peso mantenidos durante unos días, también facilitan la evolución.

 

rodilla

 

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Mi hijo se queja con frecuencia de la espalda


L. Rodríguez Molinero.
Pediatra Acreditado en Medicina de la Adolescencia por la AEP. Hospital Campo Grande. Valladolid.

 
 

2. Mi hijo se queja con frecuencia de la espalda

La espalda es la parte del cuerpo soportada por la comuna vertebral (CV) y la que permite que este siga erguido y firme. Las molestias de espalda son muy frecuentes a lo largo de la vida y también en la adolescencia. En el año 2009 del Dr. Ferrán Ellisé publicó un estudio sobre 14.740 casos de adolescentes con dolor de espalda y sólo encontró un 10% de patología estructural (Arch Pediatr Adolesc Med. 2009;163:65-71)

A. ¿Por qué duele la espalda?

La mayoría de las veces es por un problema funcional más que estructural y están muy relacionados con los estilos de vida de los países desarrollados:

1. El sedentarismo, que conlleva falta de fuerza muscular.

2. Los hábitos posturales incorrectos.

3. La inadecuada práctica competitiva de algunos deportes. Solo el entrenamiento erróneo o mal dirigido puede producir alteraciones funcionales de la CV. Recordamos que el ejercicio y el deporte son buenos para la espalda. Si el entrenamiento es adecuado y bien orientado, el ejercicio y el deporte son un factor protector de padecer molestias de la espalda.

B. Consecuencias de las molestias de espalda.

— Existen estudios que demuestran que se pueden cronificar fácilmente las molestias de espalda y hay riesgo de que puedan continuar de adulto

Se ha demostrado en un estudio en el que se siguió a un grupo de adolescentes durante 25 años que la existencia de alteraciones estructurales de la CV (escoliosos de menos de 60º, hiperlordosis, espondilolistesis…) no aumentan significativamente el riesgo de que a un adolescente le duela la espalda, ni en el momento del diagnóstico ni en 25 años después.

— El reposo y la ausencia de la actividad física por miedo al dolor han demostrado ser ineficaces y contraproducentes como tratamientos. De hecho, se ha demostrado que aumentan el riesgo de que el dolor aparezca y dure más.

De modo que si tienes dolor de espalda lo importante es saber porque se produce y poder acercarse cada vez más a la vida normal y a la actividad física antes de la aparición del dolor.

Es cierto que algunas deformaciones de espalda pueden ir aumentando hasta el final del crecimiento, aunque estos sean casos poco frecuentes, es necesario vigilar y controlar su evolución y tomar medidas fisioterapéuticas apropiadas.

C. Orientaciones para evitar el dolor de espalda

1. Sigue las normas de higiene postural.

2. Evita los factores citados que aumentan el riesgo de padecer molestias de espalda.

3. Haz deporte y ejercicio físico orientados a fortalecer la musculatura paravertebral.

4. Consulta a tu médico cuando tengas dolor de espalda a fin de diagnosticar precozmente y poner remedio a los dolores.

5. Ten confianza en tu salud y mantén una actitud positiva a pesar de las molestias, ello te llevará a una pronta recuperación.

D. Diez normas para tener una espalda sana

1. Mantente activo y evita estar todo el día sentado. De lo contrario, perderás fuerza en la musculatura de la espalda y aumentará el riesgo de que te duela.

2. Haz ejercicio habitualmente: la natación, correr o ir en bici te pondrán en buena forma física. Los ejercicios de gimnasio pueden además hacer que la musculatura de tu espalda sea potente, resistente y flexible. Cualquier ejercicio es mejor que ninguno.

3. Calienta tus músculos antes de hacer ejercicio y estíralos al terminar. Si compites en algún deporte, sigue escrupulosamente los consejos de tu entrenador para evitar tener problemas de espalda.

4. Cuando tengas que estar sentado:

• Hazlo lo más atrás posible en la silla y mantén el respaldo recto.

• Mantén la espalda relativamente recta y los brazos o codos apoyados.

• Cambia de postura frecuentemente e intenta levantarte cada 45-60 minutos.

• Cuando estudies, siéntate de la manera descrita y si vas a estar sentado mucho tiempo, usa un atril.

• Si el mobiliario escolar te impide sentarte correctamente, díselo a tu profesor.

5. Cuando uses el ordenador, coloca la pantalla frente a tus ojos y a la altura de tu cabeza.

6. Si la espalda te molesta en la cama, díselo a tus padres.

7. Para transportar el material escolar:

• Utiliza la cabeza en vez de la espalda: intenta transportar el menor peso posible y deja en casa (o en las taquillas del colegio o instituto), todo aquello que no vayas a necesitar.

• Utiliza un transporte con ruedas y de altura regulable.

• Si no, usa una mochila de tirantes anchos y pásalos por ambos hombros. Lleva la mochila tan pegada al cuerpo como puedas y relativamente baja (en la zona lumbar o entre las caderas, justo por encima de las nalgas).

• Evita llevar más del 10% de tu propio peso.

8. No fumes. No lo necesitas y, además de envenenar tu salud, también aumenta el riesgo de que te duela la espalda.

9. Si te duele la espalda, díselo a tus padres y consulta al médico sin perder tiempo; cuanto antes se tomen las medidas necesarias, mejor.

10. Si te duele la espalda, no te derrumbes. Es muy probable que no tengas nada grave y sólo se deba a que tus músculos no están trabajando bien. Evita el reposo, lleva una vida lo más normal posible y mantente tan activo como puedas para que vuelvan a funcionar correctamente.

 
 

 
 

Mi hijo se marea con frecuencia


L. Rodríguez Molinero.
Pediatra Acreditado en Medicina de la Adolescencia por la AEP. Hospital Campo Grande. Valladolid.

 
 

1. Mi hijo se marea con frecuencia

El mareo es una falta de orientación o inestabilidad respecto a nuestro alrededor. El mareo es un síntoma frecuente en la adolescencia. La mayoría de las veces benigno. Bajo este término se pueden presentar diferentes situaciones clínicas a saber: Inestabilidad, aturdimiento, sincope o vértigo.

Como todo síntoma subjetivo es necesario matizar las sensaciones que el adolescente percibe, si hay pérdida de conciencia, si se acompaña de vómitos, perdida de equilibrio o en que momentos. También es importante saber cuanto duran, como ceden, si aparecen al cambiar de postura, si toma alguna medicación, o si existen antecedentes familiares de vértigos. Sin olvidar, si sucede cuando se mueve o viaja, consumo de sustancias tóxicas, esfuerzo y sensación de agotamiento o ayunos prolongados, y en el caso de niñas, preguntar si tienen relación con el ciclo menstrual y cuando ha sido la última regla o si se asocia a infecciones víricas tipo gripe etc.

Las causas más comunes pueden ser de origen auditivo, cardiaco o cerebral.

En el primer caso, se relaciona con el sentido del equilibrio y está en relación con el oído interno donde reside el órgano que gobierna el equilibrio. En el segundo, se trata de un problema circulatorio, cuando el corazón no bombea la sangre suficiente para regar el cerebro, que es muy sensible a la falta de riego. En el tercer caso, en el cerebro residen los órganos encargados del control de la tensión arterial (Sistema Nervioso Parasimpático) que por diversas razones (calor, deshidratación…) puede hacer que esta baje bruscamente y dar lugar al mareo.

En los adolescentes es necesario preguntar por el estilo de vida, hábitos, sueño, situaciones estresantes (exámenes, alguna contratiempo o adversidad, ansiedad…) dietas hipocalóricas, pérdida de peso o apetito en los últimos meses.

La mayoría de las veces son transitorios. No precisan más tratamiento que la normalización de sus hábitos de comida, descanso, sueño y resolver los conflictos que pudieran existir. También es recomendable, cambiar de postura lentamente, beber agua con frecuencia sobre todo en días de calor, evitar exposiciones prolongadas al sol, no abusar de bebidas alcohólicas…

Si persistieran o fueran acompañados de otras molestias, sería prudente consultar a su Pediatra o Médico de Familia para proceder a estudios complementarios orientados a conocer las causas y proponer un tratamiento.

Algunos consejos pueden ser útiles en la vida diaria:

A. Si los mareos están relacionados con el movimiento:

• Evitar cambios repentinos de postura.

• Levantarse de la cama o desde una postura en decúbito supino, lentamente y permanecer sentado un rato antes de iniciar cualquier actividad.

• En el momento del mareo procurar mantener una postura de seguridad para evitar daños en caso de caída: agarrarse a algo seguro como barandilla, mesa, silla, etc.

B. Si lo que predomina es el vértigo, estas orientaciones pueden ayudarle a que las molestias no empeoren.

• Quedarse se quieto y descansar cuando se presenten los síntomas. Buscar un ambiente tranquilo, relajado, ausente de ruidos y luces excesivas.

• Evitar cambios bruscos de posición o de movimientos.

• Aumentar lentamente la actividad.

• Usar alguna ayuda mecánica para mantener el equilibrio como un bastón o muleta.

• Evitar estímulos luminosos potentes, el uso de pantallas digitales o leer durante un ataque de vértigo, debido a que esto puede empeorar los síntomas.

• Evitar actividades de riesgo como deportes o conducción de vehículos durante los días posteriores a la crisis de vértigo por el riesgo de repetir la aparición de acceso repentino de la crisis.

 

 

 

“Varón con bulto en el pecho”, cambios en la adolescencia


L. Rodríguez Molinero.
Pediatra Acreditado en Medicina de la Adolescencia por la AEP. Hospital Campo Grande. Valladolid.

 
 

Pregunta de un adolescente varón a un médico

Pregunta

Tengo 12 años y me ha salido un “bulto en el pecho”. Me molesta cuando me roza con la ropa interior y se me irrita. Mi medico me ha dicho que es normal a mi edad, pero me preocupa.

Respuesta

Un “bulto en el pecho” a nivel del pezón a los 12 años. Puede que se trate de un crecimiento del tejido mamario. Es la respuesta a unas hormonas llamadas estrógenos que circulan tanto en el varón como en la mujer de forma fisiológica. Puede aparecer en diferentes edades pero es frecuente en el inicio de la adolescencia. Si no hay otras molestias concomitantes y el crecimiento hasta ahora ha sido normal, puedes estar tranquilo pues se trata, como dice tu médico, de una situación normal y en tu caso transitoria. No tiene nada que ver con un adelanto precoz de la pubertad, ni con ningún trastorno endocrinológico. Las molestias que produce el roce con la ropa interior se deben, tanto al aumento del tamaño mamario, como a la sensibilidad de la piel en esa zona. Lo mejor que puedes hacer es usar ropa interior poco ajustada para evitar el roce y usar alguna crema hidratante si la piel está seca o descamada. Es fácil que en unos meses desaparezca. Dentro de poco tiempo iniciarás tu desarrollo puberal. Crecerás en peso y talla, aumento del tamaño testicular y del pene, aparecerá vello pubiano y axilar, mayor masa muscular, crecimiento de la barba etc. Y con ello completarás tu desarrollo.

Pregunta de unos padres a un médico

Pregunta

Tengo dos hijos de 13 y 10 años, son distintos en casi todo. Hasta hace poco han estado siempre juntos. Ahora el mayor busca a sus amigos y no hace caso a su hermano. Al mismo tiempo ha cambiado su carácter, es más desobediente y contestón. En el colegio va bien. Supongo que tiene que ver con su adolescencia, pero siempre me he preguntado donde está la diferencia entre lo normal y lo anormal sobre todo para atajar pronto las desviaciones.

Respuesta

Esta es una pregunta muy frecuente en nuestras consultas. El plantearlo es la primera muestra de normalidad. Los dos hermanos mientras han tenido un desarrollo similar se han sentido “iguales”. Ahora, el mayor siente que es distinto porque su crecimiento le pone a las puertas de la adolescencia y empieza a tener intereses distintos que el menor: amigos, gustos, juegos, modas…

Lo importante es entender esta diferencia y respetarla. Si en algún momento existiera una falta de respeto hacia el hermano menor u otras personas de la familia, habrá que hablar y corregir esta situación. Hay que ser muy delicados pues a estas edades son muy sensibles a las críticas y se pueden producir tensiones. Según cual sea el temperamento del chico, las reacciones serán más o menos fuertes. Preguntar en el colegio si han observado algún cambio en el rendimiento escolar, en la conducta y que tipos de amigos frecuenta.

Si están los padres muy preocupados por esta situación y tienen la sensación de que se les puede ir de las manos la conducta del mayor, solemos recomendar algún libro que abunde sobre el desarrollo biopsicosocial de los adolescentes. Hay muchos publicados y lo mejor es acercarse a cualquier biblioteca o librería y ojear alguno. Aquel que mejor comprenda se puede llevar para leerlo con calma e incluso seguir abundando en el tema, porque el conocimiento de los adolescentes nos lleva a conocernos mejor a nosotros mismos.