Por si a alguien le ayuda. Esta es mi historia…


Por si a alguien le ayuda. Esta es mi historia

por Vicente, 15 años

 

Mi médico que ha recomendado que escriba en unos folios lo que me ha pasado este curso y que me ha hecho sufrir tanto. Me dice que por una parte me ayuda a superar los disgustos y por otro si alguien que haya o este pasando por situaciones parecidas puede encontrar ayuda o alguna orientación. Nunca he escrito nada que no sean los exámenes o los trabajos escolares.

Tengo 15 años y estudio 3º de la ESO en un colegio en el que llevo desde hace 7 años. Anteriormente vivía en otra ciudad. Nunca tuve problemas con mis compañeros, siempre he tenido amigos con los que me he llevado bien, aunque me cuesta hacer amistades y me dicen que soy algo tímido. Mi hermana, un año mayor, estudia en el mismo colegio.

Desde segundo he empezado a notar que algunos compañeros murmuraban, me hacían el vacío, me aislaban, no querían formar equipos conmigo, etc. Esto no me ocurría cuando estaba con las chicas por lo que siempre prefería su compañía a la de los chicos, aunque me apetecían más las actividades de ellos. Mis amigos preferidos eran los de mi urbanización con los que compartía juegos y actividades de los fines de semana. En vacaciones me gustaba estar en el pueblo de mi madre donde siempre coincidía con chicos de mi edad. El curso terminó bien, aunque nunca he tenido problemas escolares y las notas eran del agrado mío y de mis padres. Con mi hermana comentaba algunas cosas que me pasaban y la sorprendían porque el ambiente del cole ella lo percibía normal a pesar de haber tenido en años anteriores algún episodio de acoso escolar que se publicaron en la prensa.

Lo peor ha sido este año. La mayoría éramos los mismos alumnos que el año pasado, por tanto, nos conocíamos todos. Desde el principio había un grupo de compañeros que me hacían bromas y se metían conmigo, la mochila, la visera o cualquier cosa que llevara. Algunos de estos eran los mismos que el año anterior murmuraban o decían cosas que no eran verdad. Alguna de mis amigas me trasladaba esas murmuraciones. Cuando los profesores pedían hacer trabajos en grupo, notaba que nadie quería formar grupo conmigo y era la tutora quien me colocaba en alguno de ellos. Incluso las chicas con las que normalmente tenía buenas relaciones eran también reticentes a estar conmigo. Lo comenté con mi hermana que seguía sorprendida de lo que la contaba. En los recreos, me costaba formar grupo, notaba que cuando me acercaba a alguien con frecuencia se marchaba a otro lado. Así varias semanas. No entendía nada, me agobiaba, me costaba estudiar, no dormía con la facilidad de antes. Pensaba cosas tristísimas, incluso lloraba. Me hacía preguntas, que por qué a mi, me veía feo, torpe, desgraciado y con mala suerte en la vida. Me acomplejaba mucho todo esto.

Pasaron varias semanas y no veía fin a todo. Cada vez me costaba más ir al colegio.

Empecé a recibir mensajes en los que me decían los mismas expresiones que oía en el patio. Se lo comenté a alguna amiga y me dijo los nombres de los que principalmente se metían conmigo.

Mis padres no sabían nada. No me atrevía a decirles lo que estaba viviendo en el colegio. Mi hermana se extrañaba de todo y fue ella la que se lo contó a mis padres. Fue un día después de cenar cuando mis padres me pidieron que les contara lo que me estaba pasando en el colegio. Estaba hermético, no quería hablar, estaba cansado, reventé a llorar y grité que me “quería morir”, que “no aguantaba mas”… Mi madre se puso a llorar, mi padre parecía más tranquilo y mi hermana me miraba con ojos enrojecidos. Lo pasé mal. Nos tranquilizamos todos, por fin hablé y me sirvió de consuelo. Nos fuimos a dormir como dos horas más tarde de la habitual. Al día siguiente mi madre me acompañó al colegio. No sé con quien habló. Pero ese mismo día la tutora me llamó para hablar con ella. Creo que quería ayudarme. Nos vimos otro día mas. Me pidió los nombres de todos los que se metían conmigo. Durante los días sucesivos salieron de clase muchos de los implicados. Estaba claro para qué. Pero aquello no terminaba de consolarme y sobre todo yo me sentía cada vez peor. Pasaba noches durmiendo mal y obsesionado con el colegio, los insultos y los compañeros. ¿Por qué tenia que ser yo con quién se metían?

Por fin mi madre me llevó al médico. Me acompañó mi madre. Mi padre quería quitar importancia e intentar resolverlo nosotros. Hablé con él durante mucho tiempo de casi todo. También mi madre. Cuando estuve a solas con él me preguntó si había pensado en suicidarme, le dije que sí, pero que nunca lo haría para no disgustar a mi madre, sobre todo. Me hizo que rellenara varios cuestionarios. Por primera vez empecé a sentir que alguien me entendía y me ayudaba. Hablamos de como era yo, de mi familia, del papel de mi hermana en el colegio. De mis cualidades y defectos. De la sociedad, de los adolescentes, de los amigos y del acoso escolar. Me habló del sueño y la importancia del dormir bien para que la mente esté serena. Me ofreció tomar medicación en caso de que persistieran las dificultades para dormir. No hubo necesidad.

Durante varias semanas estuvimos viéndonos en la consulta. Me dio un informe para la tutora con algunas recomendaciones. Intervino el Orientador y durante varios días nos reunimos los compañeros para hablar de lo que es el “acoso escolar” y del daño que se hace a las personas. También comentamos que todos podemos ser víctimas en cualquier momento y que en un colegio no se deben tolerar estas situaciones que alteran mucho la paz escolar. Creo que también se reunieron los padres de los chicos que creía formaban parte del grupo.

Uno de los padres de los compañeros que se metían conmigo, era profesor en otro colegio y fue a hablar con mi madre para pedirme disculpas y colaborar para que el ambiente del aula mejore.

Han pasado varios meses. Todavía recuerdo los mensajes insultantes y aquel mal ambiente. Agradezco a mi tutora las molestias que se ha tomado. La primera evaluación fue regular, la segunda mala y creo que esta última va a ser mejor. Estudio con más ganas y espero poder terminar el curso bien.